Los últimos: ambicioso western futurista
Entre enero y abril de 2000 hubo en Cochabamba una serie de masivas protestas conocidas como "La guerra del agua". Su detonante fue la privatización del abastecimiento de agua potable municipal que impulsó el por entonces presidente boliviano Hugo Banzer. Alarmado por el alcance de la reacción popular, Banzer decretó el estado de sitio. En 2016, Evo Morales declaró la emergencia nacional por la escasez de agua, luego de la peor sequía desde 1980. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en 2025 1800 millones de personas vivirán en regiones con ausencia de agua y dos de cada tres sufrirán su escasez.
Los últimos, ópera prima de Nicolás Puenzo (parte de una familia de cineastas: es hijo de Luis y hermano de Lucía), aborda esa problemática desde una perspectiva propia: un film ambicioso en términos de producción que cruza el western futurista, el cine bélico y la road movie para contar la desesperada fuga de un pareja de refugiados (Peter Lanzani, la debutante Juana Burga) que, perseguidos por un poderoso y brutal ejército privado que ocupa territorios del Altiplano para saquear sus recursos minerales, encuentra un inesperado apoyo en un corresponsal de guerra (Germán Palacios). La sobrecarga de solemnidad no beneficia a la película, pero esa debilidad no opaca el valor concreto de poner el foco en un tema espinoso al que vale la pena prestarle atención de inmediato.