Juicio final en zona de guerra
"Los últimos" es un film pensado como apocalíptico pero que después viró en uno que roza lo bélico. Hablar sobre el futuro o un presente distópico nos enfrenta a nuestros propios miedos.
La ciencia ficción suele ser considerada un género de entretenimiento y por ello el cine argentino ha sido un tanto errático con las propuestas del estilo. Sin embargo, el hecho de hablar de un futuro que vaticina “qué sucederá”, o incluso un presente distópico con “lo que podría haber pasado”, nos puede enfrentar a nuestros propios miedos y reflejar los abismos hacia los que nos dirigimos.
Así nació “Los últimos”, inicialmente guionado como un film apocalíptico que después viró en uno que roza lo bélico. El cambio se debió a un aspecto de la realidad con el que se enfrentó el director Nicolás Puenzo cuando viajó a las locaciones donde se filmaría.
Al ver los problemas reales que existen en Bolivia por el desabastecimiento de agua, una guerra por este recurso natural, algo que predicen muchos científicos desde hace años, no era algo difícil de imaginar. Yaku (Juana Burga) y Pedro ( Peter Lanzani), una pareja de refugiados, que vive en la zona de conflicto por el saqueo de recursos, decide dejar el lugar en el que viven, en medio del desierto.
Cuando logran subir a un tren que los lleve lejos y les permita sobrevivir, son encontrados por unos militares mercenarios que deciden utilizarlos como carnada para mostrar en los medios una verdad inventada, maquillando la guerra para disfrazar a los villanos como salvadores y a la resistencia como la causante del mal.
Por ese motivo conocerán a Ruiz, un fotógrafo, corresponsal de guerra, que debe ejecutar el plan. Sobre la vida y la muerte, el escape, las injusticias destapadas en el epicentro que son controladas para el afuera, habla “Los últimos”.
De manera oscura, desnuda las posibilidades de padecer en extremo la esclavitud del poder, algo que deja de ser tan lejano cuando suplantamos el agua por el petróleo, un conflicto que lleva más de dos décadas de duración en diferentes lugares de Medio Oriente. Si bien, como fue dicho, el filme dejó de ser de temática apocalíptica, hablar de apocalipsis también es hablar de la extinción impuesta, algo que el largometraje intenta sacar a relucir.