Vuelven los sábados de súper acción
A esta altura las películas de superhéroes de Marvel – Iron Man, Capitán América, Thor, etc. – han formado la serie de televisión más grande y costosa jamás consagrada en la pantalla grande. Habiendo producido 10 películas (secuelas, spin-offs, remakes) en los últimos 6 años, y con otros 10 estrenos ya programados de acá al 2019, uno se pregunta qué impacto podría tener Avengers: Era de Ultrón (Avengers: Age of Ultron, 2015) en el colosal esquema narrativo de Marvel. Si hemos de aceptar el fenómeno como una serie de TV, hemos de aceptar que su principal función es mantener el status quo, y que “Avengers 2” se parece más a un final de temporada que a una película “con forma de sí misma”.
Recapitulando a partir del final secreto de Capitán América y el soldado del invierno (Captain America: The Winter Soldier, 2014), los Vengadores atacan la base de operaciones de un barón nazi (con monóculo incluido) en uno de esos países balcánicos inventados llamado “Sokovia”. Si no sienten una mezcla de gracia y ternura por la infantilidad de esta propuesta, no desperdicien un segundo más en la sala, porque éste es el cénit intelectual de la película, la cual pasa por la africana “Wakanda” (al sur de Zamunda, seguro) y termina en una ciudad flotante.
Los Vengadores son Iron Man (Robert Downey Jr.), el Capitán América (Chris Evans), Thor (Chris Hemsworth), Bruce “Hulk” Banner (Mark Ruffalo, y los plebeyos agentes Black Widow (Scarlett Johansson) y Hawkeye (Jeremy Renner). Lucharon contra alienígenas en The Avengers: Los vengadores (The Avengers, 2012), y ahora luchan contra robots, los cuales están liderados por el epónimo Ultrón. Creado por Tony Stark para el bien, el androide se pasa del lado del mal, engendra un ejército robótico y se alía con otros dos recién llegados, los gemelos Pietro (Aaron Taylor-Johnson) y Wanda Maximoff (Elizabeth Olsen). Pietro tiene el poder de la velocidad sónica, Wanda tiene el poder de la conveniencia (lee mentes, crea alucinaciones, mueve cosas con la mirada, etc.).
Ultrón tiene potencial como villano gracias la voz de James Spader, quien cede su melifluo barítono al androide y hace de él un personaje carismático y algo tenebroso (se lo introduce como una marioneta renga). Potencial que termina perdiéndose dadas sus aburridas diatribas acerca de las limitaciones del ser humano y la inevitabilidad de su extinción. No hay carácter o personaje debajo de estas reflexiones, sino una villanía elemental al nivel de Skeletor. Además el personaje tiende a perder su temible compostura con (inexplicables) gestos y exabruptos de esta índole:
IRON MAN: ¡No puedes crear mediante la destrucción!
ULTRÓN: Claramente nunca hiciste un omelette.
En Avengers: Era de Ultrón, todos se creen graciosos. Todos hablan como secretarias irritadas. Todos se quejan de lo que les toca hacer. Todos están capacitados para detener el fragor de la batalla con alguna observación astuta. Iron Man, otrora la excepción en el género, se ha convertido en la regla con la que Marvel mide y recorta su panteón de superhéroes: todos se balancean entre el sarcasmo y el capricho. No quita que muchos de los chistes se ejecuten exitosamente, pero reduce a los personajes a una única e intercambiable personalidad.
Más allá de las remodelaciones superficiales, la trama sigue siendo más o menos la misma, y requiere que los Vengadores aprendan a confiar entre sí (de nuevo) y trabajar en equipo (de nuevo). En este aspecto, Avengers: Era de Ultrón es igual de débil y fuerte que su predecesora. Por otra parte, las secuencias de acción son abundantes y muy divertidas, y el combate es un poco más variado ahora que los Vengadores utilizan sus ataques en conjunción, y la acción no se guarda para la media hora final como en The Avengers: Los vengadores, sino que está esparcida equitativamente a lo largo.
Lo que los fans quieren saber es qué tan buena es la película en relación al extenso catálogo de Marvel. La respuesta es que en muchos aspectos es mejor que The Avengers: Los vengadores, aunque la historia parece más relleno que otra cosa, diseñada específicamente para contener el aire hasta la próxima película, con personajes que evolucionan poco y nada y un villano de turno que no termina de convencer. El foco de Marvel siempre está en el sex appeal de sus superhéroes; los villanos no son personajes sino poco más que obstáculos en su camino.
Y así concluye el nuevo episodio de los Vengadores de Marvel, sin cortes comerciales y con una valiosa lección sobre el poder de la amistad para que los chicos se lleven a casa (eso o la imagen de Iron Man martillando la quijada de Hulk con su puño neumático, lo cual es el momento más cool de la película, salvando el letal combo escudo-martillo del Capitán América y Thor). Regresen el año que viene para ver la tercera parte de la serie del Capitán América, y el año siguiente para ver la tercera parte de la serie de Thor, y en tres años para ver la primera mitad de las dos mitades del “final”, el cual lanzará su segunda mitad dentro de cuatro años.