Barnizada por el tema de que la unión hace la fuerza (y la desunión la destruye), tal vez la autoconciencia sea la mayor virtud de “Avengers: Era de Ultron”. Pretende recaudar mucho dinero, es puro merchandising, vienen dos más en camino, etc, pero siempre el eje principal de su existencia es ser un producto entretenido, con mucho humor y mucha acción. Todo esto se cumple con creces.
Con una secuencia inicial que remite a la persecución de las motos aéreas de Star Wars: El regreso del Jedi (1983), en pleno bosque y con muchos árboles como obstáculos fundamentales, la segunda parte de Los vengadores muestra a todos en plena forma tratando de llegar a un furtivo laboratorio experimental, donde se lleva a cabo una investigación para lograr que el cetro de Loki sirva como big bang de la creación de un ser superior (el del título).
Así, bien a las patadas, piñas, escudazos y martillazos, Thor (Chris Hemsworth), Hulk (Mark Ruffalo), Viuda Negra (Scarlett Johansson), Iron Man (Robert Downey Jr.), Capitán América (Chris Evans) y Hawkeye (Jeremy Renner) se abre paso para llegar allí. Irónicamente, es de la mente científica de Tony Stark y Bruce Banner, que Ultron (voz de James Spader) cobra vida.
En principio nace con la buna intención de ayudar a la humanidad pero luego, cobrando fuerza intelectual, parece razonar sobre la necesidad de exterminar a los superhéroes. Como aliados, aparecen dos interesantes personajes: los hermanos Pietro y Wanda Maximoff, o sea Quicksilver (Aaron Taylor-Johnson) y Bruja Escarlata (Elizabeth Olsen).
Es importante destacar que si bien hay cierto incremento de oscuridad en esta secuela, la veta dramática que da en el blanco es la relación entre Hulk y Viuda Negra al servir esta última como el elemento que serena a la bestia. Le da paz. Saca lo mejor de él. El costado más humano. Esta subtrama dentro de un guión básico ayuda a construir este universo que se percibe cada vez más sólido.
Las secuencias de acción y efectos especiales suben la apuesta en todos los rubros, empezando por una compaginación vertiginosa que no da tregua. Está claro que sino estuviéramos en éste siglo sería casi imposible hacer esta franquicia de superhéroes.
Todo está orquestado para seguir mucho tiempo, cada detalle está cuidado y planificado con precisión de cirujano. Es que a la hora de pensar en la taquilla, Hollywood pone toda la carne al asador. Esta vez funciona muy bien.