No los para nadie
La segunda entrega de Los Vengadores, la franquicia de Marvel, tiene todo para seguir siendo una gallina de huevos de oro. ¿Se avecina una tercera?
Llegaron ya Los Vengadores y eran seis. ¿O siete? ¿O nueve? Bueno, esa es una de las grandes incógnitas que se pueden develar en el último tanque que echó a rodar la Marvel, la archi esperada Los Vengadores: la era de Ultrón. Se trata de la segunda entrega de una saga que promete convertirse en un arma de seducción masiva para los fans del género, una apuesta exquisita que tranquilamente –si le siguen poniendo pilas– puede pasar al hall de a fama del cine, porque tiene todo lo necesario para convertirse en un clásico: héroes que se debaten en dilemas morales, escenas de combate que hacen volar los pururús por el aire y efectos especiales que parecen haber encontrado en esta película el equilibrio justo entre lo deslumbrante y lo admirable.
El gran desafío de esta saga, sin lugar a dudas, es convertirse en un pulpo cuyos tentáculos puedan recoger las aventuras individuales de estos superhéroes (no olvidemos que la gran mayoría tuvo su propio protagonismo en los unipersonales que los llevaron a coincidir en esta aventura). Punto a favor: la peli lo logra de acá a la China.
Todos juntos
En el preestreno no faltaron los seguidores con pecheras de luz en las remeras (a la manera de Tony Stark), ni las carcajadas estentóreas ante cada humorada que los parlamentos incorporaban a la historia. A la hora en que las luces desaparecieron y la aventura comenzó, más de la mitad de los adeptos se frotaban (literalmente) las manos. Y no tardaron en festejar que los protagonistas de Los Vengadores ya son personajes hechos y derechos, que tienen aplomo y que son indispensables para la trama. El único “pero” que se escuchó cuando se encendieron las luces en la sala fue porque la línea argumental se había tomado varias licencias respecto del cómic. Y aunque eso es casi un pecado para los puristas, no hace mella en la coraza del disfrute.
Los grandes logros: Hulk está exultante; el Capitán América deja de ser tan prototípicamente norteamericano; Tony Stark (Ironman, para los amigos) es amado y odiado como corresponde; Thor se lleva puestas las limitaciones de su personaje; y los “más humanos” Clint Barton (el arquero) y Natasha Romanoff (la perfecta Scarlett Johansson) para nada hacen papel de relleno.
La unión hace la fuerza, y eso es lo que queda en claro cuando Los Vengadores deben enfrentarse a la amenaza de Ultrón, que pinta peligrosa para la continuidad de la especie humana y de ellos mismos.
Pochoclera, estridente, vertiginosa y robadora de aliento, Los Vengadores: la era de Ultrón ya despierta los primeros pronósticos de taquilla, que dan cuenta de que en el preestreno se cortaron tickets en números dignos para el batacazo, a la altura de Rápido y Furioso 7.
Buenos y malos
Sin entrar en detalles para no embromar la expectativa de los fans, se puede decir que la trama se complejiza bastante en relación a la primera película, pero que eso no le quita brillo a una realización impecable que termina siendo una orgía de efectos especiales que no admiten ni un pestañeo.
Es cierto, hay muchas licencias respecto de la versión literaria. Es cierto, se te pasa el colectivo si no prestás atención, sobre todo en la mitad, cuando se empiezan a ver los fundamentos y los secretos necesarios para entender cuál es el rumbo al que apuntan los guionistas.
Y sin embargo, la atención no decae jamás. ¿Es una historia remanida? Tal vez. Pero vale realmente la pena.