Los superhéroes de la Marvel, unidos
Nick Fury (Samuel L. Jackson) es director de la unidad especial S.H.I.E.L.D, una agencia "de paz" que trabaja, en los hechos, para la Casa Blanca. La agencia tiene para sí nada menos que a figurones como Tony Stark/Iron Man (Robert Downey Jr.), Bruce Banner/Hulk (Mark Ruffalo), Thor (Chris Hemsworth), Steve Rogers/Capitán América (Chris Evans), Clint Barton/Hawkeye (Jeremy Renner) y Natacha Romanoff/Viuda Negra (Scarlett Johansson).
Iron Man y Capitán América, dos potencias se saludan
Iron Man y Capitán América, dos potencias se saludan
Los héroes de la Marvel, en esta ocasión, unidos por primera vez en la pantalla grande, entran en juego cuando la humanidad corre riesgo debido a la llegada al planeta tierra de Loki (Tom Hiddleston), hermano de Thor y figurón peligroso para todo aquel que se le enfrente, quien además tiene la pretención de apoderarse del mundo y dominarlo.
Esta extensa, muy extensa película de Joss Whedon (que viene de haber dirigido Thor en 2011), reune a algunos de los más eximios paladines de la justicia de Marvel en torno a la causa de defender Manhattan, ciudad, una vez más, representante del universo todo. En ese escenario es donde se lleva a cabo esta aventura de altísimo presupuesto y al mismo tiempo características propias tanto de lo más encumbrado del Hollywood multimillonario como del cine clase B de los años 70s y 80s, allá lejos, cuando los muñecotes estrafalarios y las luces porque sí estaban a la orden del día.
El relato comienza con una muestra de que los villanos en cuestión viajan a la tierra para apoderarse de todo y, de paso vengarse del bueno de Thor, que eligió defender a la humanidad y luchar contra el mal. Poco después, en el Salón de la Justicia, sus líderes cranean cómo juntar a los super, que andan desperdigados haciendo sus vidas de conflictuados luchadores del bien.
El quid de The Avengers está, por supuesto, en la reunión de lus superhéroes y su lucha conjunta contra Loki y su demencial ansia de poder. Sin embargo, a poco de comenzar, el centro de la atención se concentra en Tony Stark y su ráfaga de chistes todo terreno, como si en realidad la película funcionara más como una extensión de Iron Man que otra cosa.
Pero sin embargo el film logra encausar la línea a tiempo y no termina por ser una nueva secuela de las aventuras del héroe de hierro, sino que consigue unir a los superamigos y redondear un buen link que conecta con los personajes de Marvelworld, más allá de que algunos (Hulk, Hawkeye) parezcan invitados especiales a una fiesta ajena.
Esta primera película de Los Vengadores (ya hay una secuela confirmada) cumple con la línea histórica de la industria pesada del cine que consigue imponer la agenda cinéfila, que sin problemas hace la tapa de las noticias de la semana y dice que el cine pasa por ahì, por la lógica mainstream.
Los superhéroes que llevan la firma de, entre otros, Stan Lee (que no se pierde su habitual cameo) ganan la partida pese incluso a una introducción a la que le sobran diálogos técnicos, con especificaciones innecesarias, como si hubiera que saldar cualquier posible duda respecto de protones, átomos o física cuántica. Los últimos 30 minutos del film justifican a las casi dos horas anteriores y dicen que sí, que la aventura se justificó en si misma y que el 3D trucho de una película que fue filmada en 2D y que apenas presenta un débil filtro de tridimensionalidad, es una nueva apuesta ganadora de la meca del cine multimillonario.
Con la efectividad que lo caracteriza, Hollywood lo hizo de nuevo. Las quejas las dejamos para otra ocasión.