La suma de las partes
Cada personaje del universo Marvel tuvo su lucimiento en sus respectivas películas y creaba expectativas la llegada de Los Vengadores, donde la suma de las partes de estos "gigantes de acero" hace la fuerza.
El film presenta a los más poderosos superhéroes del cómic publicado por primera vez en 1963: Iron Man (Robert Downey Jr.); Thor (Chris Hemsworth); Capitán América (Chris Evans); Hulk (Mark Ruffalo, después de Erik Bana y Edward Norton) y a otros que cobran protagonismo como Ojo de Halcón (Jeremy Renner) y Viuda Negra (Scarlett Johansson). Ellos unen sus fuerzas para combatir a Loki, el villano de turno que surgió de la película Thor, bajo la mirada tuerta de Nick Fury (Samuel L. Jackson), el director de la Agencia Internacional para la paz, más conocida como SHIELD.
Si algo queda claro desde el comienzo es que el director Joss Whedon (Serenity) supera los resultados de cineastas como Kenneth Branagh y Jon Favreau en Thor y Iron Man, respectivamente.
Cada personaje tiene su momento (y su estrellato) en esta megaproducción que carga con los conflictos personales de los superhéroes y deja lo mejor para la secuencia final con la invasión de extrañas criaturas que atacan la ciudad. El despliegue es eficaz y vertiginoso en su resolución visual.
Stark/Iron Man hace gala del humor en varios tramos del film y el doctor Banner lidia con su furia cuando se transforma en Hulk. El monstruo verde (más chico que en la última versión) tiene dos gags imperdibles y de golpe efectivo en la platea. El resto es pura explosión a lo largo de dos horas y media, en un universo que abre la puerta a la llegada del Mal.
La trama se permite también un coqueteo final de Stark con su secretaria Pepper Potts (Gwyneth Paltrow) y presenta un agregado después de los créditos finales. La única pregunta que queda flotando es si el uso del 3D era necesario. Lo bueno está en la pantalla y sólo hay que disfrutarlo.