Esta no es una crítica para los fanáticos de superhéroes varios, aquellos que van a ir a ver la película sí o sí porque es lo que esperan desde hace años, sino para usted, que cree que todo tanque comercial estadounidense es pura basura y solo jura por el cine europeo. Este cronista cree que hay bueno y malo en todos lados, y descubre que “Los vengadores” es un film mejor que la mayoría de lo que Europa nos ha brindado en los últimos meses. En primer lugar, es una película bella, con imágenes “lindas” que nunca son vacías, sino que cumplen una función narrativa. En segundo, a pesar de tener muchas estrellas en el cast, es generosa para darle a cada una su tiempo y su peso, su momento de lucimiento, integrándolos naturalmente al relato. En tercero, la narración es firme, sin cabos sueltos, compleja en los detalles pero transparente para el espectador. Estas tres características implican, ni más ni menos, una dirección perfecta. Pero con eso solo no alcanza: lo que este film tiene, además de muchísimo humor y un respeto absoluto por el tono y el sentido de las historietas (siempre grandes sátiras del mundo, metáforas más grandes que la vida), es un corazón enorme. Al mismo tiempo, este film es “el sueño del pibe” que quería ver a sus héroes pelear “en serio” y un documental –sí, tal cual– para aquel que, negado para la historieta, no sabe cómo es ese mundo. Es decir, un director descubre, apasionado, un universo muy querido, para el espectador que lo desconoce. Una gran película para cualquier tipo de público.