Los versos salvados se estrenó en el Festival Internacional de Zacatecas, México, llevándose el premio como Mejor Documental Iberoamericano 2020, coproducido entre Argentina, Uruguay y Colombia. Se estrena en Cine.Ar TV y Cine.Ar Play.
Cada año Celina (80) viaja desde Uruguay a La Pampa, en su auto, para visitar a su hija Fernanda (38). Entre cientos de desapariciones, fueron ellas dos las únicas que lograron salir vivas de la sala de partos de la dictadura en Campo de Mayo. Para esta madre e hija la única verdad y justicia posible es seguir adelante con sus vidas, pero no saben cómo vencer la culpa que sienten de haber salido con vida.
El documental inicia con una V.O. de una mujer sobre pantalla negra. Luego veremos, acompañando esa misma voz, pruebas de cámara por sobre un campo nebuloso y aislado. No es casual que el director presente a Celina a través de sus propias palabras, pues todo el documental estará atravesado por la palabra como lenguaje, en todas sus formas, la palabra escrita, la palabra hablada y, sobre todo, la palabra silenciada. La no palabra.
Acto seguido, vemos a Celina sentada frontal a cámara, en situación de espera a ser entrevistada y, aunque parece nerviosa, está mirando hacia un fuera de campo. Esta conexión es la que invita al director y amigo de la protagonista a ser parte del relato, pues Gabriel Szollosy ocupará el rol de nexo para guiar a esta madre y su hija en la búsqueda de completar con palabras los vacíos que atraviesan su discurso familiar.
El 10 de agosto de 1978 secuestran a Osvaldo (su compañero) y a Celina, quien se encontraba embarazada de 9 meses de Fernanda. A ella la torturan y la liberan unos meses después, junto a su hija nacida en cautiverio. Esta madre e hija parecen ser las únicas que lograron salir vivas de ese lugar. La pregunta que sobrevuela en ambas mujeres es por qué ellas fueron “elegidas” para seguir con vida, desencadenando así un interrogante convertido en propósito que recae, sobre todo, en Celina pues siente, como escritora, un compromiso con la sociedad que la hace cargar con el peso del relato, pero ¿cómo logrará poner en palabras una madre lo que aún no puede compartir con su propia hija? Aquí es donde el director focaliza la búsqueda.
Con casi 80 años, cada verano Celina debe regresar a Argentina para renovar su permiso de conducir. Como todos los años el viaje culmina en la casa de Fernanda, la menor de sus 7 hijos. El director decide usar este viaje como símbolo poético y metafórico del vínculo entre ellas: una madre que sigue intentando, inconscientemente, completar los silencios de una hija que espera, año a año, las respuestas de esa madre. Lo que denota que la película está arraigada en temas que conciernen a la maternidad, a la responsabilidad que recae en ellas como madres y, especialmente, se hace foco en qué y cómo se les transmite la historia familiar a les hijxs sin salir lastimadxs otra vez.
Hay dos frases que se expresan en el film y que puedan darnos una idea del lazo entre ellas, Celina diciendo “¿para qué vamos a pensar en esas cosas tristes? Lo importante es que estamos acá” y Fernanda confesando “cuando quedamos solas siempre inventamos alguna excusa para no sentarnos a hablar de estas cosas”. Ambas sustituyen con la palabra “cosas” a aquello que no se animan a nombrar.
Fernanda vive en General Pico, Argentina, hace ya más de 20 años y su madre vive hoy en día en Uruguay. Osvaldo, el padre de Fernanda y compañero de Celina, continúa desaparecido.
Los versos salvados es un documental que relata la historia de un vínculo construido bajo el silencio de un pasado en común entre Fernanda Galeano y su madre Celina Amalia Galeano, quien dio a luz a Fernanda en cautiverio durante la última dictadura cívico militar. Ambas lograron salir de ahí con vida y juntas, lo que las llevó a cuestionarse ¿por qué ellas sobrevivieron y otrxs no? Sintiendo así una enorme responsabilidad para con la Historia, irán en búsqueda de respuestas y descubrirán que esa responsabilidad de contar es directamente proporcional al vínculo que construyeron entre ellas.