Un clasico de Jonathan Swift... hecho paté
Lemuel Gulliver (Jack Black) es el encargado de repartir la correspondencia en una empresa, puesto que ocupa hace ya diez años y no se anima a hacer ningún cambio -ni en el terreno laboral ni en el terreno sentimental-. Es un eterno adolescente que no quiere ni asumir obligaciones ni crecer demasiado y a pesar de que está perdidamente enamorado de la escritora de la seción Viajes de la empresa no se anima a hablarle.
Como para poder conquistarla y continuar con una mentira piadosa que había armado como para acercarse a ella, Lemuel Gulliver queda a cargo de un extraño viaje al Triángulo de las Bermudas.
Remolino acuático mediante, su barco naufraga en la costa de un lugar muy particular: la isla de Lilliput, un reino con habitantes de 15 centìmetros de altura, en donde obviamente, Gulliver parecerá una bestia gigantesca y que luego de diversas desventuras, aprovechará el tamaño a su favor y terminá salvando al reino.
Rob Letterman ha sido el director de dos films animados: "El espantatiburones" -en donde ya había trabajado con Black- y la muy buena "Monstruos vs. Aliens". Éste es su debut en el cine con actores de carne y hueso y sinceramente, creo que su carrera gana más crédito con sus films animados.
"Los viajes de Gulliver" versión Jack Black - Rob Letterman, está sólo livianamente basada en la genial historia de Jonathan Swift de la que toma básicamente-y casi solamente eso- la idea del gigante en un mundo de seres dimunitos, con todas las connotaciones que ello le trae aparejado.
Sin embargo, este punto solamente sirve exclusivamente para lucir un buen despliegue de efectos especiales y de situaciones propicias para aplicar la tecnología 3D, pero en cuanto el guión se aleja del liviano tono de comedia de aventuras, cae en terreno farragoso: hay algunos parlamentos muy artificiales, completamente contrastantes con la trama en general.
Jack Black (también productor ejecutivo) al mejor estilo Jim Carrey, hace todas sus monerías, se extralimita en la mayor parte de las escenas y sólo en algunos momentos consigue transmitir una idea con certeza.
Ante tamaña catarata de sobreactuación luce muy sobrio Jason Segel (a quien vimos en "I love you, man" "Forgetting Sarah Marshall" y "Ligeramente embarazada" un trio de comedias con muchisimo mas vuelo que ésta) y es una verdadera lástima ver en papeles secundarios de un trazo tan grueso, completamente desdibujados y casi de fiesta de egresados de algun drama project de colegio secundario a Amanda Peet y sobre todo a Emily Blunt (casi como una caricatura de la Reina Victoria que supo ser) y a Billy Connolly (quien acompañó en alguna otra producción a Dame Judy Dench dentro del mismo tono caballeresco, pero con mucha más gloria).
Hay algunas situaciones divertidas, sobre todo para el público infantil que no conoce para nada el original de Jonathan Swift donde no habia construcciones en Lilliput emulando a las marquesinas neoyorkinas, ni transformers robóticos para intentar destruir a Guilliver -esta última situación, sobre todo, completamente traida de los pelos con la época histórica en que se pretende situar la acción-.
Sobre el final, un clip en el que Jack Black le canta a todo el pueblo de Lilliput, a la realeza y al ejército una canción con bajada de línea políticamente correcta sobre la guerra, logra dar verguenza ajena (no se si empeorará más aún por culpa del doblaje, dejo el beneficio de la duda, aunque me pareció completamente insoportable...).
Esta versión de "Los Viajes de Gulliver" tiene un trabajo de guión con una propuesta con ribetes más televisivos que cinematográficos (Hallmark, sin ir más lejos, ha hecho adaptaciones de Gulliver muchos más fieles y mñas creativas) que seguramente ha llegado a la pantalla grande, sólo alentada por la tecnología 3 D.
Tal como reza el título del post: un clasico de Jonathan Swift al que Hollywood hizo paté.