Los caminos de la vida
Ignacio Carrillo, un mítico acordeonista y juglar que ha decidido dejar de tocar, inicia un último viaje por el norte de Colombia para devolverle su instrumento a un viejo colega y -durante el trayecto- va estableciendo una relación de padre-hijo / maestro-aprendiz con Fermín, un joven que lo admira y que desea seguir sus pasos.
Una road-movie (a pie) con aires de leyenda y espíritu de fábula construida con una gran belleza visual y un impecable acabado técnico, pero que explota cierto pintoresquismo y un folclorismo que tanto gustan en Europa, perdiendo así algo de fuerza, audacia y verosimilitud. De todas maneras, los indudables atractivos de la propuesta le alcanzaron para ganar varios premios en festivales como los de Cannes, Bogotá y SANFIC de Chile, entre varios otros.