Un mundo de girasoles
La ópera prima de Dorota Kobiela y Hugh Welchman Loving Vincent (2016) es una película artesanal, pintada a mano por un equipo de 125 pintores al óleo, encargados de los 65.000 fotogramas que componen el largometraje. Los directores concibieron una sesión especial de “modelaje” para algunas de esas telas previo rodaje de escenas con personas reales. La película, sin embargo, es mucho más que una curiosidad técnica. Inspirada en gran medida en uno de los clásicos del cine mundial como El ciudadano (Citizen Kane, 1941) de Orson Welles, es un viaje vivo a través del universo de Vincent van Gogh.
Verano de 1891, un año después de la muerte del pintor. El joven Armand Roulin, cuyo padre cartero fue uno de los amigos más cercanos de Vincent, tiene la misión de entregar una nota que escribió antes de morir a su hermano Theo. A tenor de las trágicas circunstancias que rodearon la muerte del artista, esta nota podrían significar mucho más que unas simples palabras. Armand tiene sus reservas al principio pero, a medida que va encontrando a la gente que conoció a van Gogh, en especial a las mujeres Adeline Ravoux y Marguerite Gachet, quedará absorbido por el universo de este artista torturado cuyo amor por el mundo era casi tan grande como las dudas que tenía sobre sí mismo.
El trabajo invita a una inmersión total en el mundo de van Gogh mediante sus icónicas pinturas y su incomparable estilo. El viaje emocional se ve ayudado en gran medida por la banda sonora de Clint Mansell y las fantásticas interpretaciones de los dos actores principales, que sirvieron de “modelos” de los personajes para los cuadros de van Gogh. Si sus caras resultan familiares es porque hablamos de Saoirse Ronan, Chris O’Dowd, Helen McCrory, Douglas Booth y Jerome Flynn. Al propio van Gogh le da vida el debutante Robert Gulaczyk.
El binomio de realizadores, que estudió a fondo los cuadros y las cartas de van Gogh, invitan al público a mirar con mayor profundidad no solo su lucha como artista sino la naturaleza de su creatividad. Su pregunta es la ya recurrente: ¿cómo algunos (como Vincent) puedan agitar con semejante facilidad corazones y cabezas de otra gente con su trabajo a la vez que otros (como el doctor Gachet) nunca podrán llegar a hacer nada parecido?