Sbaraglia y De Niro juntos
Hacía muchos años que Robert De Niro no protagonizaba un film de suspenso (o un thriller, para ir más acorde a la clasificación shopping) que estuviera a la altura de su lugar en el mundo del cine. En ese contexto, Luces rojas es para el legendario actor un bienvenido regreso a las elecciones acertadas.
La trama firmada por el español Rodrigo Cortés (el mismo de la muy atendible Buried) cuenta lo que sucede con dos científicos (Sigourney Weaver, Cillian Murphy) dedicados a investigar fraudes paranormales. En ese contexto, se produce el regreso estelar del hombre conocido como Simon Silver (De Niro), exitoso y popular personaje con presuntos poderes psíquicos, que representa no sólo un desafío superior, sino más que nada un peligro que crece segundo a segundo.
La película pertenece claramente al suspenso clásico, gracias a un cast ajustado, un guión a tono con la prolijidad que exhibe visualmente la puesta, un villano intenso e interesante y un par de "buenos" con sus costados grises y una sombra de tragedia siempre al acecho.
Se trata, eso sí, de un trabajo en el cual los personajes y sus perfiles son fundamentales para la narración de la historia. Los investigadores que encarnan Weaver y Murphy llevan el peso dramático de la trama durante el primer tercio de metraje, estableciendo los puntos que sirven como base de lo que vendrá luego. Ahí es donde entra el personaje de nuestro Leo Sbaraglia, como un farsante ("si se enteran que es argentino estamos en problemas", dicen por ahí) que sirve de introducción a lo que luego desplegará De Niro con su impecable Simon Silver.
Luces rojas amerita una vuelta al género del suspenso en pantalla grande para los que lo habían relegado a los fin de semana en cable, o a la descarga al voleo de lo que se consiguiera en la web. Se trata de un film que parte de los buenos oficios y de una honestidad a la hora de ponerse detrás de cámara que no suele sobrar por esos lares de la gran industria y el american way. Y está Sbaraglia, el crédito local, que aporta lo suyo y comparte fílmico con el gran Robert. No es poca cosa como para un viaje hasta la sala más cercana.