Cuestión de fe
El director español Rodrigo Cortés disfruta del cine de género y lo demostró con buenos recursos en la arriesgada apuesta de Enterrado. Ahora arremete con este thriller que juega con los poderes paranormales, el fraude y se rodea de figuras de primer nivel. Igualmente, los resultados de Luces Rojas distan mucho de su película anterior.
La doctora Margaret Matheson (Sigourney Weaver) y su joven ayudante Tom Buckley (Cillian Murphy) estudian los más diversos fenómenos paranormales con la intención de demostrar que son falsos. Cuando el mentalista ciego Simon Silver (Robert De Niro) reaparece en escena para hacer otra demostración de sus poderes y seguir facturando, los investigadores se ponen en alerta y se lanzan, junto a una alumna (la ascendente Elizabeth Olsen, vista en La casa de al lado), tras sus pasos.
Luces Rojas impone su trama de suspenso y el comienzo (durante una sesión espiritista) es lo mejor de la película, que con el correr de los minutos hasta se da el lujo de hacer "desaparecer" a uno de sus intérpretes centrales, al mejor estilo Alfred Hitchcock. El relato cae luego en una suerte de meseta de la que no puede salir, entre fenómenos inexplicables, un Robert De Niro (convicente en su papel) que se mueve, impune, con su séquito y un Cillian Murphy sobreactuadio en la mayoría de las escenas.
El film prometía más de lo que entrega y deja algunos cabos sueltos que tampoco resuelve a través de una trama que se presentaba como atrapante. En el reparto aparece el argentino Leonardo Sbaraglia como un mentalista que cae preso y que antes trabajó con el cuestionado Simon.
En la película dicee presente el choque entre la ciencia ortodoxa con sus escépticos profesionales y los poderes paranormales del que hacen gala estos personajes "dotados" que buscan su propia salvación. Las "luces rojas" no se ven tan intensas como al principio y parpadean a lo largo de un film que merecía un tratamiento menos disperso y más contundente desde el impacto.