Lo suyo es puro teatro
Margaret (Sigourney Weaver), doctora en psicología, y su asistente, Tom (Cillian Murphy), investigan fenómenos paranormales. Aunque en realidad su trabajo los ha convertido en detectores de fraudes, ya que en toda su carrera no han encontrado un solo caso de “poderes” reales.
Cuando ya están algo aburridos de enfrentar siempre los mismos casos, llega a la ciudad Simon Silver (Robert De Niro), un ciego célebre por sus dones sobrenaturales, que se retiró hace treinta años, sospechado de haber provocado la muerte de uno de sus detractores en su última presentación.
Tom comienza a obsesionarse con él, y quiere investigarlo a toda costa, pero Margaret se niega ya que lo considera una persona muy peligrosa. A pesar de todo, no logra controlar a Tom, que va a insistir, sin importarle las consecuencias.
Rodrigo Cortés, guionista y director, crea una atmósfera sórdida para enmarcar su historia. La lluvia, y el tono predominantemente gris de la ciudad, el trabajo en el sótano de la Universidad, todo colabora dándole este tono ideal para película de suspenso con algo de thriller, en la que el espectador puede esperar que pase cualquier cosa, en cualquier momento.
Cortés sabe trabajar muy bien el suspenso, y ese es el gran logro del filme. El manejo de la tensión a lo largo de toda la película es atrapante, incluso en los momentos en los que queda claro que se están enfrentando a farsantes, y no a fenómenos de otras dimensiones. Bien actuado (aunque De Niro por alguna razón ya no es lo que supo ser), especialmente por el ascendente Murphy, la resolución, si bien no es brillante, es interesante, y coherente.