Luciferina marca el comienzo de la trilogía nacional de género fantástico titulada La Trinidad de las Vírgenes, concebida por Gonzalo Calzada, el mismo realizador que sorprendió con La plegaria del vidente -2012- y Resurrección -2016-.
Natalia -Sofía del Tuffo-, una joven de 19 años que vive en un convento y tiene el don de ver el "aura" de las personas, se ve obligada a salir de su encierro luego de la muerte de su madre y descubre un oscuro pasado familiar. Junto a su hermana y un grupo de amigos emprende una travesía a una isla del Tigre para vivir una experiencia sobrenatural, un extraño rito que cambiará su existencia y de quienes la rodean.
Con este esquema, Calzada juega al terror sobrenatural moviendo los resortes de un género que conoce bien y explotando al máximo los recursos que ofrece la historia y también los que le brinda una producción generosa en efectos visuales.
En ese sentido, Luciferina es una apuesta ambiciosa que aborda varios temas como la eterna lucha entre el Bien y el Mal, el cuerpo corrompido versus las enfermedades del alma y la virginidad de los personajes centrales que empuja la trama hacia un final atrapante. Si bien resulta un poco extensa, la propuesta no pierde el rumbo, acumula cadáveres en su camino y no se separa del sendero oscuro que crea las atmósferas adecuadas con corrección formal.
"Curar las enfermedades del alma" es uno de los motores de la trama que se desarrolla en escenarios cotidianos que van adquiriendo una dimensión fantástica y amenazante, entre ritos satánicos, exorcismos, un padre moribundo y un inquietante chamán.
El elenco cumple con las expectativas, destacando Sofía del Tuffo que se coloca la película al hombro; Marta Lubos como la hermana Gregoria; Victoria Carreras como la Madre superiora y el joven Pedro Merlo en su jugado rol de Abel, pilar indiscutido del film que encierra luces y sombras.
Cielo e infierno entran en lucha en esta bienvenida realización de terror que seguirá con Inmaculada y Gótica.