Su relato te lleva a que odies al protagonista: un ser machista, mentiroso, agrandado, que se cree un ser supremo, luego se convierte en la venganza de una de esas mujeres desvalorizadas, como una justiciera en un lugar apartados de todo.
Este es un largometraje de bajo presupuesto, clase B del género de terror, tiene ese toque que le suele dar a sus películas el director Aguilar y con argumentos banales. En algunas escenas intenta incursionar en un cine experimental con escenas que tocan el grotesco.
Díaz (“Las de barranco”) y Richi (“Dos Cirujas”) son buenos actores, pero les resulta difícil remontar la película ante un guión pobre y un desarrollo imposible de sostener. Tiene un guiño a la “Piel que habito” (2011) de Pedro Almodóvar y sin desvalorizar a nadie, queda bastante lejos de ese film.