El director Luc Besson es conocido por haber dado al cine creaciones como Nikita (La Femme Nikita), Leelo (El Quinto Elemento), Leon (El Perfecto Asesino) o Frank Martin (El Transportador), pero ha estado lejos de su mejor momento en los últimos años, con esporádicos trabajos como realizador, incluyendo films como Familia Peligrosa (The Family) o La Fuerza del Amor (The Lady) que pecaban de insulsos. Todo esto cambió con la llegada de Lucy, con Scarlet Johansson (Los Vengadores) como protagonista.
Últimamente se han estrenado productos que trataban el mito del uso total del cerebro humano, como Trascendence: Identidad Virtual o Sin Límites, con resultados más que deplorables en casi todos los casos. En cambio, Lucy triunfa sobre sus antecesores al no tomarse la premisa en serio, sino que la utiliza como excusa para explotar la imaginación combinando un montaje alocado, espectaculares y exageradas escenas de acción con secuencias absurdas como el big bang, imagenes de animales en la naturaleza, divisiones de células, etc. Besson no intenta justificar o darle una lógica científica a su historia, tampoco impone un tono serio o solemne, sino que mantiene al largometraje en constante movimiento, con una atmósfera ligera y pasatista. Lo que logra Besson es uno de sus mejores trabajos en años, que recuerda los mangas o animés japoneses, obras en donde se pierde rápidamente el contacto con la realidad cotidiana (Ayuda a que parte de la película suceda en una ciudad asiatica, aunque en este caso sea Taipei). Es en Lucy donde Besson suelta su imaginación y sus instintos cinematográficos, haciendo de este producto un excitante estado psicodélico que, a medida que avanza la cinta, se suelta de las ataduras a la realidad y va a un universo purante cinematográfico.
Es importante destacar que gracias a una estructura ajustada, el film se mueve a buen ritmo y que nunca decae, también sirve que las tomas o escenas hechas por el equipo creativo son claras y nunca apelan a confundir al espectador con el uso de la cámara en mano o cortes rápidos. Nada de esto funciona sin el reparto, que ha sido bien elegido, tanto Johansson como Morgan Freeman o Min-sik Choi.
Lucy no es un film para todo el mundo ya que su infantil premisa puede alejar a cierta parte de los espectadores, pero logra ser, con un gran uso del absurdo y toques de humor, un seguro entretenimiento con cierta sofisticación audiovisual difícil de igualar por momentos. Luc Besson ha regresado luego de una largas vacaciones con algo digno de su ilustre carrera.