Sucedió una noche
A la zaga del rotundo éxito de Perdida (Gone Girl, 2014), basada en la tercer novela de Gillian Flynn, llega Lugares oscuros (Dark Places, 2015), adaptación de la segunda novela de la autora, esta vez cortesía del realizador francés Gilles Paquet-Brenner. Es un buen thriller, pero es evidente por qué los mandamases de Hollywood eligieron adaptar este libro en segundo lugar: el enigma entorno al cual se construye el misterio central tiene una resolución tan inverosímil que probablemente requiera que el público recate su incredulidad más allá de lo recomendado.
La historia comienza en 1985, cuando la madre y las hermanas de Libby Day son ejecutadas a sangre fría en la granja familiar, y el primogénito Ben es enviado a prisión por el crimen. Treinta años más tarde, Libby se ha transformado en Charlize Theron, quien compone un personaje huraño y de madurez atrofiada bastante similar a la Mavis Gary de Adultos jóvenes (Young Adult, 2011). Ha llegado a la adultez viviendo de la lástima de los extraños y las regalías de su cruenta fama, aunque quiere saber poco y nada del pasado.
El dinero se le acaba y acepta la oferta de visitar un tal Kill Club, un culto de aficionados a los crímenes famosos que termina obligándola a investigar lo que realmente sucedió aquella confusa noche en la que su familia fue asesinada y su hermano se declaró culpable.
Mientras avanza en su investigación, interrogando a los sospechosos de siempre – empezando por visitar a su hermano en prisión (Corey Stoll), que de repente se declara inocente – el pasado se va reconstruyendo en una serie de flashbacks en los que todos parecen ser culpables de algo: la madre (la exuberante madona Christina Hendricks), el hermano (Tye Sheridan), su novia (Chloe Grace Moretz), la pandilla de satánicos que matan vacas o bien la turba de padres enfurecidos por un escándalo sexual.
El escenario sureño, la perfidia sexual, el tono de resentimiento, el elenco de personajes estrafalarios, todo suma para componer un thriller cuyos orígenes como best-seller sensacionalista se ven de aquí a las playas donde se leen estos libros. No hay una sola escena que no termine con puntos suspensivos, o bien no recuerde al frenético cambiar de hojas que suele ostentar con orgullo el género. Gilles Paquet-Brenner – guionista además de director – ha encontrado una forma muy natural de traducir el appeal escabroso de la historia al cine. Lo que se extraña es un estilo más contundente, como el que utilizó David Fincher para elevar a Perdida por encima de sí misma.
Donde termina resbalando la película es al final, el cual requiere no una sino dos coincidencias asombrosas para explicar lo que ocurrió aquella fatídica noche de 1985 en la granja Day. No hay nada peor para un thriller que sacar la solución de la proverbial nada. Al mismo tiempo, el enigma posee dos soluciones, ninguna demasiado satisfactoria porque nos muestran personajes actuando de manera inexplicada y poco creíble. Pero en el peor de los casos Lugares oscuros será recordado como un thriller anchamente atrapante, y por la performance de Charlize Theron, que ha nacido para interpretar supervivientes que juegan por sus propias reglas.