Lugares Oscuros es la segunda adaptación cinematográfica de la autora Gillian Flynn, basada en su libro del mismo nombre. La primera, Perdida (Gone Girl), estuvo dirigida por David Fincher, estrenada el año pasado y fue un éxito de taquilla, demostrando una vez más que Fincher sabe como muy pocos directores cómo sacarle el jugo al material y plasmarlo en la pantalla.
Lugares Oscuros, en cambio, está dirigida por el francés Gilles Paquet-Brenner y el resultado no es tan eficaz.
La película se mueve entre dos líneas de tiempo, una en la actualidad y otra veinticinco años atrás en una zona rural de Kansas. Libby Day (Charlize Theron) es la protagonista y la sobreviviente de la masacre de su familia durante su infancia: su madre (interpretada por Christina Hendricks) y sus dos hermanas. Todo apunta a que el responsable fue su hermano mayor, Ben (Tye Sheridan, y Corey Stoll en su versión adulta). Herida por sus recuerdos y sin poder salir adelante en su vida, Libby vive su adultez a través de donaciones y ventas de libros sobre su vida que jamás leyó. Aquí es donde aparece Lyle (el joven astro Nicholas Hoult, quien también alguna vez fue el extraño amigo de Hugh Grant en About A Boy) que le ofrece dinero para una pequeña participación en lo que es una especie de asociación secreta de fanáticos de historias de asesinatos sin resolver. Libby acepta, y así comienzan a revelarse de a poco los verdaderos sucesos que llevaron a esos asesinatos.
Lugares Oscuros tiene muchos personajes (en su versión joven y en su versión adulta), muchos sucesos (en ambas líneas temporales) y demasiadas subtramas. El director maneja bastante bien estos elementos considerando la cantidad de información que tiene que darle al espectador, el problema es que la película termina siendo muy mecánica, donde se introducen elementos potencialmente atractivos (la sociedad secreta de fanáticos e investigadores independientes; los cultos satánicos del hijo y sus amistades; los problemas económicos de la familia en la granja) pero que luego la película no hace más nada con ellos. Personajes, como el de Nicholas Hoult, que aparecen y desaparecen por largos tramos sin demasiada información sobre qué hacen o cómo obtuvieron algún dato primordial para la historia.
A todo esto se suma la casualidad de que todo se resuelva tan pronto después de tantos años donde (se supone) hubo toda una investigación previa, las verdades que algunos personajes ocultan sin motivos aparentes y las mentiras que algunos dicen (¿o se mienten a sí mismos?). Sí, hay cosas que no tienen mucho sentido y que sólo existen para generar una intriga innecesaria.
Corey Stoll y Charlize Theron, hermanos en 'Lugares Oscuros'
Corey Stoll y Charlize Theron, hermanos en ‘Lugares Oscuros’
El mecanismo de ir y venir entre las dos épocas aporta una complejidad extra que suma misterios, suspenso y preguntas para que el espectador se haga y quiera ir revelando por sí mismo, pero le resta dinamismo a la película. Es muy difícil encontrarle un ritmo. Una situación no lleva naturalmente a la otra, está dada por la necesidad impuesta de llegar a la próxima revelación “importante” (y donde no paran de aparecer nuevos personajes).
No es un desastre la película. Entretiene, las actuaciones son decentes (Theron en particular hace muy bien en mostrar la fragilidad con que vive su personaje) y a los que les guste el thriller van a encontrar los momentos clásicos del género. Los poco exigentes van a poder disfrutarla como cualquier otra película de sábado a la noche en TNT, pero si uno se pone a analizarla un poco más profundamente, las fallas empiezan a notarse. Cuando todo está finalmente revelado, no es tan oscuro como el título dice. Simplemente es poco interesante.