El pasado que vuelve a modo de rompecabezas
El thriller cuenta con una magnética actuación de Charlize Theron, una mujer que revisa el pasado para investigar los crímenes de su madre y sus dos hermanas.
Despojado de los grandes artilugios a los que nos tiene acostumbrados el cine hollywoodense, Lugares oscuros es un bienvenido trhriller que, sin música, logra atrapar al espectador gracias a la magnética composición de Charlize Theron, en el rol de Libby Day, una mujer de aspecto varonil que sobrevivió-junto a su hermano- a la matanza de su familia en un pueblo rural cuando apenas tenía siete años.
Veinticinco años más tarde, Libby vive gracias a donaciones e intenta olvidar lo sucedido hasta que recibe el llamado de Kill Club, una sociedad secreta liderada por Lyle -Nicholas Hoult - y empecinada en resolver crímenes famosos, y es empujada para descubrir la verdad sobre los asesinatos de su madre y sus dos hermanas.
Basada en la novela de Gillian Flynn, autora de Perdida, la película va desenredando con más pausa que prisa un complejo ovillo en el que aparece una larga lista de sospechosos, fundamentalmente su hermano Ben -Corey Stoll-, encerrado por los crímenes de la familia, además de los personajes que tuvieron algo que ver con aquella noche terrorífica.
El guión, adaptado por el director francés Gilles Paquet-Brenner, ofrece mucho material para que el espectador vaya sacando sus propias conclusiones a medida que avanza el relato cimentado en una familia problemática y con la irrupción del satanismo, en medio de una narración que alterna pasado y presente para echar luz sobre el horror que enfrentó la protagonista.
El film combina el drama, el suspenso y el terror a partir de la obsesión del personaje central por develar el misterio y llegar a la verdad para exorcizar sus propios fantasmas. De ritmo lento pero siempre intensa en lo que narra, Lugares oscuros puede resultar incómoda, pero su visión diabólica encuentra los mejores momentos gracias a la eficacia de su elenco. En ese sentido, el personaje de Diondra -una impecable Chloë Grace Moretz-, la novia de Ben, tiene mucho peso en la historia que ocurrió en el pasado y que tiene eco en un presente en el que las piezas comienzan a acomodarse. Lo mismo ocurre con Patty, la madre de Libby, rol a cargo de Christina Hendricks -de la serie Mad Men-.
Las emociones, los errores, los pactos siniestros y el tema del falso culpable como si se tratara de una película de Alfred Hitchcock aparecen en esta película alimentada por atmósferas y climas, salpicada con un blanco y negro tan manchado como la historia que cuenta.