Charlize Theron es Libby Day, una mujer en los 40 cuya infancia fue marcada por un suceso terrible: su familia fue asesinada por su hermano. Desde entonces, se dedicaba a vivir de la caridad social olvidando lo oscuro de ese día, pero sin lograr superarlo. Hasta que conoce a Lyle, un participante de un club de asesinos a quienes les interesa saber más sobre los asesinatos perpetrados, jugando a ser los detectives. Entrando al club, le proponen a Libby reabrir su caso, pues existen muchas inconsistencias por parte de la autoridad quien, sin hacer más preguntas apresó al hermano tras declararse culpable. Es así que, luchando contra sus fantasmas, Libby descubrirá la verdad de lo que sucedió esa noche.
Una trama de un caso inconcluso siempre será interesante, porque nunca sabremos la verdad hasta que el protagonista la descubre. Sin embargo, la forma de manejarlo teniendo el cuidado de no revelar más que las pistas esenciales para al final descubrir toda la jugada es algo que pocos directores pueden lograr, y Gilles-Pacquet Brenner (La llave de Sara, Los Muros) no lo sabe hacer. Charlize Theron juega bien como la atormentada nñia que sobrevivió a la masacre, mientras que Nicholas Hoult sigue mostrando ese crecimiento actoral que le hemos visto en sus previos blockbusters. A pesar de ello, la película (bastante oscura en su fotografía), se pierde en las habilidades detectivescas de Libby, introduciendo demasiado la figura del Deus Ex-Machina por todos lados. Las pistas le caen del cielo y comienza a descubrir cosas que parecían imposible que a una investigación policial le pasaran por alto.
La película decae en un ritmo semi-lento que impide su apreciación correcta. La dirección falla en muchos momentos y el guión flaquea, desaprovechando por completo el trabajo original de Gillian Flynn que, a pesar de ser coautora, no logra la misma brillantez de Perdida, otro de sus trabajos.
Lugares oscuros es un filme que podemos ver un domingo de zapping sin pena ni gloria.