A los 12 años la vida de Luis transcurre solitariamente. Frente al acoso escolar que sufre a diario por parte de sus compañeros y su padre ufólogo quien vive más dormido que despierto, sólo encuentra sosiego en el idílico enamoramiento que mantiene por la periodista de la clase.
Todo esto cambiará completamente cuando tres alienígenas choquen su nave espacial contra el campo vecino. Estos divertidos extraterrestres que han venido a nuestro planeta simplemente en busca de un sofá masajeador, serán quienes ayuden a Luis a escapar de un infortunado destino. Este film se nutre de las herramientas argumentales más comunes del género de animación infantil. La película recurre así al “padre-científico-desaliñado”, despreocupado pero empático; al niño huérfano de madre, víctima del bravucón de la escuela; o a los vecinos superficialmente intachables, entre otros recursos usuales.
Lo que -en principio- podría pensarse como un camino con poco riesgo y mucha garantía de éxito acaba, por el contrario, resultando en un producto con más falencias que aciertos. La película despliega una gama de matices en torno a diversos géneros cinematográficos. Los pasos de comedia se encuentran regulados por el simpático trío de extraterrestres (fácilmente comparables a tantos tercetos cómicos infantiles, incluso contemporáneos) mientras que la mirada dramático-emocional se presenta en la relación entre Luis y su papá. Al mismo tiempo, hay ciertos elementos de suspenso que aportan algunos personajes secundarios y, en su totalidad, la historia despliega una narrativa común a las aventuras de enredos. N obstante, ninguna de estas búsquedas llega a consolidarse de manera efectiva y, finalmente, la resolución termina siendo forzosa e inverosímil. En definitiva podrá entretener por momentos pero no es, en términos generales, una propuesta atractivamente conformada para niños ni adultos (M.S.)