Siempre hay un alien a mano...
El relato presenta inicialmente dos líneas de relato (la de los extraterrestres que llegan a la tierra, y la de Luis y su padre), una de las cuales quedará luego subsumida a las necesidades internas de la otra línea.
En lo que refiere a la línea narrativa asociada a los alienígenas, la película propone un planteo interesante, la credulidad frente a la publicidad engañosa de la televisión, pero que a mi juicio pierde la efectividad potencial por ausencia de elementos que lo sostengan y/o lo desarrollen durante el resto de la trama. Este no desarrollo de la premisa convierte a los extraterrestres en unos personajes secundarios, con poco desarrollo de sus psicologías, siendo empleados (en su capacidad de mimetizarse con otras formas de vida) para un par de situaciones graciosas pero sin gran impacto en la estructura del relato. De hecho, todo el paralelismo inicial que plantea el film se desinfla en favor de un desarrollo dirigido a la trama de Luis y su peripecia.
En cuanto a la línea narrativa del propio Luis, el planteo, sin ser original, resulta correcto, y su desarrollo en el resto del argumento cumple con su función. Es de lamentar, sin embargo, un desarrollo insuficiente de los personajes secundarios, no ya de los aliens, sino de los vecinos de frente (padres de su compañero bravucón) y de la muchacha que le gusta. En particular, los vecinos son personajes que habrían ameritado mayor participación en el doble conflicto que la película propone.
La película tiene un planteo interesante (aunque no contundente) y un desenlace en el que alcanza a redimirse de ciertos defectos presentes en el desarrollo medio: conflicto laxo e indeciso en el nudo narrativo, y una relación no completamente orgánica con el desenlace.