Todos los años Adam Sandler sorprende con unas vacaciones pagas para él y todos sus buenos amigos, teniendo como víctima principal a los espectadores, que caen en el cine incautos a ver una comedia insípida y sin gracia. No voy a negarlo, entre a ver Blended con una idea fija: que iba a ser una completa porquería. Oh, sorpresa, resulta que aún con sus errores, la comedia que reúne a Sandler con Drew Barrymore es una agradable moraleja a la unión familiar, sobre las primeras impresiones, todo con un lujurioso trasfondo africano impresionante.
No es curioso tampoco que Sandler deje a un lado al director Dennis Dugan -de las atrocidades de Grown Ups, Jack & Jill, That's My Boy- para volver al trabajo con Frank Coraci, artífice de las recordadas Click y The Wedding Singer. Coraci entiende a la dupla y saca lo mejor de ella. Su tercera colaboración no será su más lograda, pero la chispa de su química sigue intacta. La excusa para viajar es poco elaborada, pero hasta el momento del viaje le permite a la historia sacarle un poco de provecho y conocer las familias de Adam y Drew, el primero con tres hijas mujeres criadas como chicos, la familia de ella con dos chicos totalmente inadaptados que la vuelven loca.
Si bien no tiene giros tan pesimistas como Click, Blended tiene mas tino al presentar situaciones cómicas mezcladas con dejos de drama, que ayudan a comprender diferentes acciones de los personajes, casi todas atribuidas al personaje de Sandler. El principal problema de ella no son sus personajes, ni tampoco la mezcla de escenas dramáticas con la comedia pura, sino que desde el guión la repetición constante de chistes que ya funcionaron la primera vez se hace tedioso y disminuyen el valor en general de la propuesta. Eso denota una carencia importante de parte de los guionistas, que deben repetir esquemas para rellenar un metraje de dos horas que se empiezan a sentir una vez que el viaje a Sudáfrica termina. Sin ir más lejos, el cantante africano que encarna Terry Crews puede resultar las primeras veces que aparece, pero cuando se hace de él un gag continuo pierde su gracia por completo.
Más allá de sus repeticiones y de sus falencias, destaco la positividad con la que uno sale de la sala después de ver Blended. No es la mejor propuesta del humorista, pero resulta un escalón infinitamente superior por sobre sus anteriores intentos de comedia.