Amor a la africana
Otra comedia con Adam Sandler y Drew Barrymore como pareja. Si tenemos en cuenta lo mal que le ha ido a Sandler en sus últimas películas en solitario, este regreso suena a gloria. Pero apenas, porque en realidad se trata de otra tontera pasatista sin demasiada creatividad.
Todo comienza con una cita a ciegas que acaba en desastre. Jim (Sandler) -viudo- y Lauren (Barrymore) -separada-, sencillamente no están hechos el uno para el otro, pero el destino hará que se encuentren otra vez, comiencen a hablar de sus hijos y confusión de tarjetas de crédito mediante, vuelvan a encontrarse, esta vez para terminar juntos en un viaje a África.
Jim tiene tres hijas, Lauren dos hijos, y a cada uno le cuesta atender las cuestiones cercanas a la adolescencia. No sin cierto resquemor, el uno ayuda al otro en pos de un beneficio propio, que no es poco.
Juego de opuestos que no lo son tanto, familias ensambladas con final feliz y un exótico viaje que sirve para acercar a las partes, son los ingredientes de esta comedia franca, sin pretenciones de grandeza -tampoco tiene con qué- y con más de un pasaje simpático que invita a la risa y la distención.
Inútil pretender solidez en el guión. Las cosas simplemente suceden porque la historia hay que llevarla hacia algún lugar y acá lo que importa es que todo cierre de forma ideal. Aunque para ello haya que usar a los negros como telón de fondo decorativo de lo bien que se lo pasan los blanquitos con dinero.