El oasis de Sandler
No es ninguna novedad señalar que Adan Sandler viene de capa caída, enhebrando a lo largo de los últimos años una sucesión de comedias entre apenas aceptables (Jack y Jill) y otras lisa y llanamente horribles (Son como niños). En ese panorama, y sin ser un regreso con gloria ni mucho menos, Luna de miel en familia es un pequeño oasis.
Dirigido por Frank Coraci (viejo conocido de Sandler desde El aguador, La mejor de mis bodas y Click, perdiendo el control), el film tiene al ex Saturday Night Live en la piel de un padre viudo a cargo de tres hijas que, dispuesto a rearmar su vida emocional, tiene una cita a ciegas con Lauren (Barrymore). Las cosas tampoco andan demasiado bien para ella, con un reciente divorcio y dos hijos a cuestas. El resultado de la velada es cualquier cosa menos positivo, pero por una sucesión de casualidades que sólo ocurren en Hollywood, ellos y sus hijos terminarán en un resort en África, donde, claro está, verán que en el fondo no son tan distintos.
Es cierto que nueve de cada diez chistes emanan el tufillo de lo ya visto, pero Luna de miel en familia exhibe otra vez la química entre Sandler y Barrymore. En ese sentido, el film suma puntos cuando, sobre la última parte, deja de lado la búsqueda de comicidad para centrarse en el incipiente romance entre ellos, retratándolos siempre desde una óptica cariñosa y preocupada.
Naif y felizmente inocentona para algunos, posiblemente conservadora para otros, Luna de miel en familia remite por momentos a Como si fuera la primera vez, con Sandler dejando atrás su habitual tendencia a la explosión para convertirse en un ser tierno y su habitual adulto que aún hoy no se resigna a serlo. Así, el film terminará siendo una correcta comedia romántica. Quizás no sea demasiado, pero, en el contexto artístico descendente de la filmografía de Sandler, es más que suficiente.