La última de Sandler
Adam Sandler y Drew Barrymore vuelven a encontrarse en una película a 10 años de Como si Fuera la Primera Vez (50 First Dates) y a 16 de La Mejor de mis Bodas (The Wedding Singer). El film encargado de juntarlos nuevamente es Luna de Miel en Familia (Blended) donde la pareja de actores demuestra que la química demostrada en el pasado sigue intacta y hasta incluso que ha evolucionado.
Jim (Sandler) y Lauren (Barrymore) tienen una cita. Esa cita sale muy mal. Ambos son padres solteros llegando o entrados en los 40 años que aún no han podido encontrar un nuevo compañero de ruta. Jim y Lauren están estancados, infelices, no le encuentran la vuelta a la crianza de sus hijos. El primero trata a sus tres nenas como si fueran hombres y la segunda no puede encauzar las frustraciones de sus hijos por tener un padre ausente.
Después de aquella fallida salida el destino quiso que se encuentren en un supermercado cumpliendo con deficiencias las tareas que debería ocuparse la otra parte de la relación por cuestiones de género. Jim compraba tampones y Lauren una revista porno. Se ayudan y hay cierto complemento, aunque todavía siguen sin tolerarse. Un “milagroso” (ayyy el guión) viaje a África, que ligan de arriba de distintas personas y por separado, los cruzará nuevamente y aunque al comienzo sigan llevándose bastante mal la convivencia les demostrará que tienen mucho más en común de lo que piensan.
El director de Luna de Miel en Familia es Frank Coraci, que también fue el encargado de llevar las riendas en la citada La Mejor de mis Bodas, Click o El Aguador. Más allá de quién esté detrás de las cámaras, una película “con Adam Sandler” es en realidad una película “de Adam Sandler”. Hay excepciones como Embriagado de Amor (Punch-Drunk Love) o Hazme Reír (Funny People) que serían obras cabales “de Paul Thomas Anderson” y “de Judd Apatow” respectivamente y no de Sandler. Pero en líneas generales el actor nacido Nueva York ha sabido construir una filmografía con una línea autoral bien marcada que trasciende su rol delante de las cámaras.
Puede gustar o no, pero todos sabemos claramente lo que vamos a encontrar cuando Adam Sandler es la estrella de una película.
El humor de trazo grueso (que no se entienda como algo negativo), el conservadurismo, los momentos dramáticos que lindan el golpe bajo, los miles de chistes a tiempo y también a destiempo, la incorrección de sus gags, las poco sutiles publicidades, las situaciones que rozan los límites de la vergüenza ajena y esa estridente voz cada vez más ronca son algunas de las marcas de su cine. Es un combo, tómalo o déjalo. Puede gustar o no, pero a esta altura todos deberíamos saber lo que vamos a encontrar cuando Sandler es la figura principal de una película.
Y Luna de Miel en Familia no es una anomalía en su rica filmografía. Es la última “de Sandler” con todo lo bueno y lo malo que eso conlleva. En líneas generales siempre es más bueno que malo, pero ahí están Jack y Jill, Son Como Niños 1 y 2 (!!!!!!) o Yo los Declaro Marido y… Larry para demostrar que cuando es malo es muuuuuuy malo. La remake Golpe Bajo, Happy Gilmore, Ése es mi Hijo, además de las mencionadas al comienzo donde compartió cast con Barrymore, vendrían a ser algunos de los claros ejemplos del gran comediante que es. Por suerte en este film los rasgos más nocivos de su cine se encuentran diseminados y más allá de ciertas secuencias que no funcionan Luna de Miel en Familia resulta ser una muy buena comedia romántica. Las delirantes participaciones de Terry Crews como el líder del grupo nativo Thatoo son el termómetro de que la película va bien.
Acá Sandler despliega toda su acidez y agresividad habitual contra una Drew Barrymore (te amo profundamente, Drew) que le devuelve todo como la mejor contragolpeadora y lo ataca como una fiera enjaulada. Ellos aportan la fibra, el corazón y las emociones de Luna de Miel en Familia. Ahora cuando Barrymore se pone en su faceta más tierna puede enamorar y esclavizar hasta a Chuck Norris. Esa tierna sonrisa, esos imperfectos rulos y esos cachetes con hoyuelos la convierten en una de las actrices más bellas y adorables de la historia del cine.
Sandler y Barrymore poseen una química especial, un magnetismo imposible de ignorar, que puede poner debajo de la alfombra a los principales defectos de cualquier película y convencernos de todo. Es que cuando ellos dos están al frente de un proyecto pueden hacernos creer que un cantante de bodas puede enamorarse y casarse a meses de ser plantado en el altar, también podremos ver a una muchacha con problemas de memoria que debe ser enamorada todos los días de su vida o como en Luna de Miel en Familia nos demuestran que la felicidad está a la vuelta de la esquina (o en África) y que la cuestión de encontrarla es “simplemente” irte de viaje al culo del mundo y enamorarte de la última persona que te imaginas. Estos fenómenos se dan básicamente porque Sandler “todo lo puede” y Barrymore “todo lo vale” y hasta ahora con eso alcanza y sobra.