Luna Nueva es la secuela de Crepúsculo, el hit taquillero del 2008. Al parecer el filme de Catherine Hardwicke funcionó mejor en video que en la taquilla (donde ya le había ido muy bien), y sembró una masiva recomendación boca a boca. Esto terminó por generar una enorme expectativa que motivó que Luna Nueva arrancara con una recaudación extraordinaria de 141 millones de dolares en su primer fin de semana, rompiendo los antiguos records de estreno que sustentaban Batman: El Caballero De la Noche y los filmes de Harry Potter. Es obvio que las plateas se atestaron con muchachas enamoradas de Robert Pattinson; pero la impresionante perfomance de boletería no termina de camuflar de que es un filme mediocre y muy inferior a la Crepúsculo original.
Ciertamente el primer filme me había gustado mucho, más allá de sus defectos. Como este vampiro no era un monstruo atemorizante, había terminado en convertirse en una historia de amor entre una chica tímida y un superhéroe a lo Superman, que tenía una buena porción de ternura. En la secuela, los personajes mantienen el carisma intacto y ese es el atractivo de la película. Pero si ya habíamos dicho en el primer filme que la historia fantástica de fondo era algo floja, acá directamente es terrible. Luna Nueva ha terminado por transformarse en un culebrón adolescente que bordea lo ridículo y con detalles de mal gusto.
El primer tercio está ok, y todo parece indicar de que el filme va a seguir los mismos carriles de Crepúsculo. El problema es la escritora del libro original, Stephenie Meyer, que no tiene idea de cómo generar drama, y se manda un estofado de aquellos. Después de que Bella se corta accidentalmente en su fiesta de cumpleaños en casa de Los Munsters, los vampiros se les hace agua la boca por la anfitriona. Edward decide que es mejor cortar por lo sano, y decide mudar a su familia a otro lado, antes que su parentela convierta a su novia en el postre de la cena. Y a partir de allí, la película empieza a descarrilarse lentamente hasta que al final agarra toda velocidad y se estrella contra un muro. Rebuscado e incoherente son calificativos suaves para identificar lo que ocurre con el resto de la historia.
El problema fundamental del filme es que genera conflicto dramático sacando cosas absurdas de la galera. La tierna relación entre Bella y el joven indio Jacob (que siempre está semidesnudo, como si fuera la publicidad de una revista gay) empieza bien hasta que se revela que el muchacho es un hombre lobo. Mal día para dejar la zoofilia; primero vampiros y después lobos. Esto no sería tan malo, estúpido o ridículo si después de hacer la revelación y presentarse como una amenaza para la vida de Bella, la manada de muchachos lobos no se transformara en un grupito de cachorros simpáticos que le piden disculpas a la muchacha por haber querido fagocitársela en algún momento. No conforme con ese giro idiota, el guión se empeña a mostrar de que Bella está devastada e intenta suicidarse a cada rato, ya que es la única manera de tener visiones de su amado Edward. Eso sin contar con el deseo ferviente de que la muerdan y la conviertan en vampiro para toda la eternidad. Para colmo Robert Pattinson está ausente en el 75% del filme y reaparece sobre el final, con otro giro absurdo y rebuscado; porque esta gente va y viene de Europa como si estuviera a la vuelta de la esquina, y porque la historia precisaba mostrar algún tipo de clímax aunque suene idiota.
Luna Nueva podría haber hecho las cosas mucho mejor. Desde el primer filme (en donde habían detalles que daban para pensarlo), podrían haber seguido un camino interesante poniendo a los indios como cazadores de demonios (o de vampiros) y hubiera sido más coherente y menos estúpido que transformarlos en lobizones. El resto de la historia hubiera sido similar per se habría desarrollado mejor. Pero entre los lobos, el aberrante mensaje de que las chicas abandonadas por sus novios solo encuentran consuelo en la muerte, y el rebuscado viaje a Europa, Luna Nueva se transforma en un aborto cinematográfico. Entiéndanme: los personajes están bien hechos y los dialogos oscilan entre lo muy bueno y lo ridículo, pero la historia de fondo es abismal. Y por esta trama miles de adolescentes cachondas pagaron 141 millones de dolares para verlo. Realmente, es algo que no vale la pena.