Los directores italianos Antonio Piazza y Fabio Grassadonia reconstruyen en Luna, una fabula siciliana, el crimen de Giuseppe Di Matteo, un niño secuestrado y luego asesinado por la Cosa Nostra en Sicilia, solo que esta vez se alejan del horror y mezclan la realidad con una profunda fantasía.
Desde su nacimiento y ascenso al poder al margen de la ley, el cine retrató diversas versiones de la mafia italiana. Con nostalgia, reprobación, moralismo, pero por sobre todo, fascinación. Los cineastas Fabio Grassadonia y Antonio Piazza, crecieron en Sicilia durante los años ochenta y noventa, cuando la Cosa Nostra tenía un poder económico y militar total. En ese difícil contexto hubo gente que aprendió a sobrevivir o a cerrar los ojos, mientras que otros buscaron una forma de cohabitación. Hubo un hecho en particular que impactó de tal forma a la sociedad siciliana, que ambos lo adaptaron en clave de ficción. “Dedicado a Giuseppe Di Matteo (1981-1996), el chico secuestrado por la Mafia, mantenido prisionero por 779 días, estrangulado y luego disuelto en ácido”, reza la placa final de Luna, una fabula siciliana. A pesar de estar basada en un hecho real, el segundo largometraje de los directores narra otra perspectiva al horror ejercido en esos años.
A través del cuento, “Un cavaliere blanco”, escrito por Marco Mancassolla, construyen una fabula sobre el primer amor, la perdida de la inocencia y la unión de ambos como lucha contra la corrupción. Un relato que abarca diferentes aristas y que profundiza el realismo fantástico.
Giuseppe es el hijo de un importante miembro de una familia, que en un interrogatorio policial, rompe la ley de silencio siciliana y proporciona nombres y datos de integrantes de la mafia. La traición de su padre lo convierte en el perfecto chivo expiatorio y una victima inocente de un sacrificio siniestro y alienante. Luna, su compañera de colegio y eterna enamorada de él, se niega aceptar su misteriosa desaparición. Lo encuentra en sus sueños y su espíritu esta presente en cada momento. Su desconsuelo será el motor que inicia una búsqueda desesperante por encontrarlo. El destino de Giussepe ya esta escrito, pero el amor de Luna reconstruye su alma y se torna en una presencia sobrenatural que la protege. Juntos emprenden un viaje emocional y sensorial entre el mundo de los vivos y los muertos.
La particularidad del film es que no se queda con la simple descripción de un caso policial sino que lo convierte en una fabula poética sobre el primer amor adolescente. La mirada de los jóvenes se revela contra el mundo cotidiano y se traslada a un universo paralelo. Luna y Giussepe se encuentran allí para destruir sus identidades previas y evadir el contexto terrible del secuestro, eso les permite crear otro final donde sus almas se unen para siempre. Y aunque ambos atraviesan experiencias terribles, nunca se olvidan de su humanidad y jamás traicionan sus valores. La muerte, la soledad y la impotencia forman parte de un dolor interminable y que van estar siempre presentes a lo largo de su historia. Otra de las características es que utiliza la representación de un búho como testigo de todos los acontecimientos y que al mismo tiempo es el narrador secreto de la historia ya que empieza y termina con su imagen.