Lunáticos

Crítica de Camila López Parafita - Chapeau Argentina

Con una larga trayectoria en el cine, Martín Salinas vuelve a la dirección con el estreno de su nueva película, “Lunáticos: Para reírse cuando habría que llorar”, una interesante apuesta y coproducción argentina con México y Uruguay. Basada en las historias escritas por Salinas para “Tiempo Final”, el clásico ciclo de unitarios, “Lunáticos” es una comedia negra y satírica que se concentra en narrar la realidad y las locuras de varios personajes que habitan la ciudad de Buenos Aires, México y Montevideo como consecuencia de estar viviendo en un mundo tan interconectado y globalizado.
Con un gran elenco encabezado por Daniel Hendler, Luis Ziembrowski, Rafael Spregelburd, Gerardi Chendo, Verónica Llinás, Julián Kartun y otros, y un elenco mexicano compuesto por Alfonso Dosal, Cassandra Ciangherotti y Julieta Egurrola, la película consiste en un desahogo cómico frente al agobio y la angustia tan presentes y característicos de estos tiempos que corren. A partir de unos tweets iracundos del aparentemente sobremedicado presidente de Estados Unidos contra China -como clara ridiculización de Donald Trump-, y su consecuente suspensión comercial con el país asiático, se termina desatando una gran crisis financiera mundial y un desenfrenado caos de información en los medios de comunicación. El declive financiero y el ánimo demencial y efervescente de la población mundial impacta de lleno en la vida familiar, afectiva y económica de este grupo de singulares personajes latinoamericanos.
Desde una mirada distópica y delirante, pero con matices de mucha verdad, la película se enfoca en los personajes y sus microuniversos. Y si bien el filme prepara el terreno para que lo absurdo suceda, las secuencias que viven los protagonistas son más bien lógicas y realistas, y puede que dé lugar a preguntarse qué pasaría si el delirio fuera totalmente llevado al extremo. No obstante, y frente a un contexto hostil y versátil, “Lunáticos” es una cautivante propuesta con actuaciones excepcionales que nos permite, como bien nos indica, reír para no llorar.