Para reírse cuando habría que llorar
La sátira es una de las herramientas más fuertes de crítica a la sociedad y la política. Desde tiempos casi inmemoriales las sociedades realizaban su descargo sobre las injusticias y cuestiones problemáticas utilizando este modo de catarsis, puedo llamar, emocional.
Dirigida por Martín Salinas, Lunáticos es una coproducción entre Argentina, México y Uruguay que presenta una línea de crítica mordaz desde el humor, tal vez la más práctica en función de su necesidad de sentar posición frente a las circunstancias que evidentemente nos superan.
En ese tono comienza desde el primer minuto esta película, planteando una realidad ¿improbable? en la que las redes sociales generan una teórica confusión en la realidad política mundial.
En un despliegue coral en tres puntas logísticas, en tres espacios geográficos (México, Uruguay y Argentina), se narran las historias simbólicas sobre cuestiones que afectan las decisiones globales de la política en el tono de comedia satírica del que les hablaba en el inicio de la reseña.
A la estructura de los hechos que cuenta la película, se suma la crítica a los medios y un ocasional sinsentido, o manejo desmedido de la pintura de los hechos que definen la vida de todos.
Como es un clásico a esta altura y según los tiempos posmodernos, procuro evitar todo tipo de spoiler, de modo que guardamos bajo siete llaves las circunstancias en que cada historia tiene lugar, con el conveniente cruce, relacionado con los elementos de realidad en común entre ellos.
El elenco está compuesto por Daniel Hendler, Luis Ziembrowski, Rafael Spregelburd, Gerardo Chendo, Julián Kartun, Verónica Llinás y Marina Bellatti.
Para encontrarnos con la realidad confusa que nos toca transitar, elegimos hacer uso del lema de promoción del film a modo de mantra: “para reírse cuando habría que llorar”.