Se estrena otra de las grandes candidatas a ganar varias estatuillas en la próxima entrega de los premios de la Academia
Moonlight (su título original) cuenta la difícil infancia, adolescencia y madurez de un chico afroamericano que crece en una zona conflictiva de Miami. A medida que pasan los años, el joven se descubre a sí mismo y encuentra el amor en lugares inesperados. Al mismo tiempo, tiene que hacer frente a la incomprensión de su familia y a la violencia de los chicos del barrio.
Dirigida por Barry Jenkins, la película dividida en tres momentos de la vida del protagonista, nos hace testigos de su exploración personal, de cada una de sus frustraciones, su despertar sexual y de los distintos conflictos a los que debe hacer frente.
Uno de los grandes secretos del filme, además de su realismo casi documental, es la simbiosis que hay entre el trío de actores que deben encarnar a Chiron, el protagonista de la historia, en las distintas etapas de su crecimiento.
Y si hablamos de crudeza y realidad, tampoco hay que dejar de destacar que el director compone momentos de pura poesía fílmica. Secuencias cargadas de intensidad y lirismo. En momentos donde los crímenes de odio racial, la segregación y la homofobia hacen estragos en el mundo que vivimos, enfrentarnos a una cinta tan bella y emotiva resulta una caricia al alma. Una película que brilla con luz propia, con la intensidad que solo puede dar la luz de la luna.