La Sensibilidad del Insensible
Luz de Luna es una de las nueve películas que compiten para llevarse el Oscar este mes. La misma cuenta la historia de Chiron, un joven afroamericano homosexual que tiene que lidiar con las desventuras de su vida; siendo acosado por sus compañeros, teniendo que convivir con una madre drogadicta y aguantando su propia soledad, Chiron intenta soportar la vida mientras pasa, recurriendo a la ayuda y el confort de los personajes que se van cruzando en su vida. Cabe destacar que esta película está ambientada en tres épocas distintas, la niñez, la adolescencia y la adultez. El director Barry Jenkins busca así, de alguna manera, que podamos descubrir como los episodios de una vida pueden transformar a la persona que los ha vivido. Por desgracia, la película se queda bastante corta en cuanto a la originalidad de la que hacer alarde. La cinematografía es excelente pero con su narrativa es insulsa y recurre todo el tiempo al golpe bajo.
La película pareciera todo el tiempo querer sensibilizar al espectador de una manera burda, como si se esforzara demasiado en buscar hacernos emocionar y/o llorar abusando de los lugares comunes. Las situaciones de bullying tanto por parte de los compañeros del protagonista como por parte de su madre son ejemplos de esto. No soy un partidario de que cada película tenga que tener algo 100% nuevo en cuanto a narrativa. Soy consciente de que a veces, es fácil caer en lugares comunes, y es más, a veces, es necesario para hacer que el espectador empatice más rápido o comprenda con mayor facilidad lo que se le está presentando. Pero este film, no sólo cae en estos, sino que no busca darles alguna vuelta interesante, y pareciera no cansarse de utilizarlos a lo largo de todo el film. Esto vuelve a la película una obra realmente predecible, lo cual desemboca en al aburrimiento del espectador.
Luz de Luna pareciera querer sensibilizar al espectador de una manera un tanto burda.
La factoría técnica es impecable. La fotografía y el uso del color encajan a la perfección entre sí para llevarnos dentro de la mente de nuestro protagonista, a través de su dolor y su necesidad de congeniar con otro ser humano. Desde la presencia del color azul a lo largo de todo el film, hasta el uso de planos subjetivos, todo se utiliza a la perfección para expresar lo que Barry Jenkins quiere expresar, es por esto que me da aún más pena ver que toda la destreza cinematográfica del director no haya bastado para darnos una película decente, todo por su mediocre guion. Así, una de las más prometedoras del Oscar, ha logrado decepcionarme. Ojala a ustedes no les pase lo mismo.