Cuando pasen algunos años, Moonlight será más recordada por la accidentada forma en que recibió su Oscar a Mejor Película tras la confusión de sobres con La La Land, que por su trascendencia cinematográfica. De antemano, este estilizado drama dirigido por Barry Jenkins, se presentaba como la única contrincante de peso frente al multinominado musical al que se le terminó resbalando la codiciada estatuilla de las manos. Resulta llamativo que en medio del empeño de la Academia por borrar el mote de los "Oscar tan blancos" del año pasado; el galardón políticamente correcto haya llegado al destinatario final de un modo tan fallido.
Así son las cosas. El premio máximo de la industria fue para una película con una performance de taquilla por demás moderada, y su reconocimiento no sólo sirvió para lavar las culpas ante la comunidad negra; sino de paso para extender una "palmadita de hombro" al colectivo gay.
Con el antecedente de la elogiada Medicine for melancholy, el guionista y director Barry Jenkins construye el derrotero de la vida de Chiron, un chico negro que vive en un barrio marginal de Miami. El film está dividido en tres capítulos, abarcando la niñez, adolescencia y adultez de un personaje vulnerable al que le tocó crecer a los ponchazos en un contexto ultra machista y violento.
Teniendo en cuenta que Chiron atraviesa su niñez bajo el calvario de una madre adicta al crack, y más tarde el despertar de una identidad sexual gay sofocada a trompadas por el bullying escolar; la película podría regodearse en cuanto golpe bajo emocional se cruce en su camino. Sin embargo, opta por un tono mesurado, aunque por momentos cargado de solemnidad; y un concepto visual afectado por un excesivo despliegue de virtuosismo. No toda historia de corte realista dotada de una fuerte connotación social, debe apostar por una estética áspera y documentalista. Pero el nivel de preciosismo del que alardea Jenkins con sus caligráficos y ultra calculados movimientos de cámara, por momentos enfría demasiado el nervio dramático del relato. Mucho se ha hablado sobre paralelismo estético entre esta creación y algunos títulos de Wong Kar-wai, Terrence Mallick y referentes del cine indie americano inclinados hacia una concepción poética. La fusión entre ese paradigma estilizado y la brutalidad del trasfondo de buena parte de este relato, pareciera oficiar más que nada como un paleativo digitado para hacer la película más accesible a las retinas cinéfilas de clase media blanca.
Más allá de que Tarrel Alvin McCraney y Barry Jenkins hayan construido una narración basada en sus conmovedoras vivencias en el mismo suburbio donde vivieron, el film no termina de respirar una verosimilitud plena. Tampoco le dedica el suficiente tiempo a sus personajes y conflictos. El dealer que rápidamente se transforma en una suerte de padre sustituto de Chiron - Mahershala Ali (ganador al Oscar a Mejor Actor de Reparto) - desarrolla un cálido instinto protector que requería mayor tratamiento. En tanto que la madre adicta del niño y la mencionada secuencia del bullyng escolar, son presentadas desde el lugar común, aunque aderezadas con algunas metáforas visuales y acordes musicales ampulosos.
Como toda obra episódica, hay segmentos que logran remontar más vuelo que otros, como por ejemplo la logradísima atmósfera homoerótica de la primera experiencia sexual de Chiron junto a su amigo Kevin. Sin embargo más tarde, en la última parte, allí donde Moonlight debería cobrar más entidad y consistencia, vuelve a asomar cierta tentación al estereotipo. Más allá del aura intimista que sobrevuela en la resolución, el dolor se vuelve más diseñado que nunca bajo una desabrida pátina cool. Dos días después de que Moonlight recibiera el Oscar, Calvin Klein publicó una hedonista y elegante producción con los protagonistas del film posando en ropa interior. Una sesión que no desentonaría del todo como bonus track de los créditos finales de la oscarizada película.
Moonlight / Estados Unidos / 2016 / 111 minutos / Apta para mayores de 16 años / Dirección: Barry Jenkins / Con: Alex Hibbert, Ashton Sanders, Trevante Rhodes, Mahershala Ali, Naomie Harris y André Holland.