Los Premios Oscar venían cargados de polémica porque el año pasado ninguna película sobre problemas raciales, ni actores principales y de reparto de color, quedaron nominados. En el caso de Moonlight hay todo aquello que a la Academia le gusta: un personaje acechado por la sociedad y por la lucha interna entre ciudadanos afroamericanos en los suburbios de una Miami conflictiva. A priori, se puede decir que tiene todos los condimentos necesarios. También levanta sospechas sobre algún tipo de compensación respecto al año pasado porque compite con otras dos historias sobre afroamericanos, como Fences y Hidden Figures. Pero Luz de Luna, por suerte, logra correrse de ese lado y despoja de sí cualquier tipo de prejuicio. Al fin emerge una película que logra diferenciarse por sus virtudes de otras que abordan el mismo problema social.