Aunque el realizador de M3GAN, Gerard Johnstone, era poco menos que un desconocido (en 2014 había dirigido Housebound y luego filmó episodios de series como Terry Teo y The New Legends of Monkey), el origen de este proyecto hay que buscarlo en una idea original de una de las figuras insoslayables del terror contemporáneo como James Wan y luego en el guion escrito por Akela Cooper (su colaboradora en Maligno).
Que la génesis le haya sido ajena, de todas formas, no minimiza la solvencia y ductilidad con que Johnstone narró esta historia con logradas irrupciones de humor negro y violencia que tarda en desatarse. El sello de Wan (coautor de la premisa y productor del proyecto) se percibe en la recuperación de un elemento fundamental del género como un muñeco o muñeca con poderes devastadores. Desde ese clásico que a esta altura es Chucky: El muñeco diabólico hasta la aparición de Annabelle en la saga de El conjuro (otra vez Wan) y sus múltiples spinoffs, la muñeca resulta una presencia a cada minuto más inquietante, fascinante y agobiante dentro de la trama de M3GAN.
Pero M3GAN (iniciales que se usan para este prototipo llamado Model 3 Generative Android) no es una muñeca cualquiera, sino la creación de Gemma (Allison Williams), una ingeniera de programación especializada en robótica e inteligencia artificial dentro de Funki Toy, una corporación dedicada sobre todo a juguetes que sirvan como sustitutos de mascotas. Y, si hablamos de una corporación, estamos en presencia de abusos de poder y codicia, lo que lleva luego a imprudencias, excesos y descontrol.
La película comienza con una tragedia. Durante un viaje vacacional en medio de una tormenta de nieve Cady (Violent McGraw), una niña de ocho años, queda huérfana (los padres mueren al instante cuando el auto es arrollado por una máquina quitanieves) y la sobreviviente va a vivir con su tía, que no es otra que la mencionada Gemma. Y M3GAN, que está todavía en fase Beta hasta que el ambicioso jefe de Gemma considera que hay que lanzarla al mercado cuanto antes, se convertirá en la compañera inseparable y la guardiana de la pequeña Cady. Tan guardiana que no dudará en actuar por cuenta propia ante cualquier amenaza.
El personaje de M3GAN (una lograda combinación entre animatronics, CGI y captura de movimientos con Amie Donald como actriz de carne y hueso) es el principal hallazgo de una película que recupera el mito de Frankenstein pero con una mirada contemporánea y hasta cierta impronta feminista. La manera en que la muñeca se va empoderando, perfeccionando sus (re)acciones a medida que interactúa con los humanos (es capaz de aprender una compleja coreografía o de tocar Titanium, de David Guetta y Sia, al piano), es realmente notable.
Y, más allá de que el film puede leerse como una crítica a los abusos y riesgos de las nuevas tecnologías cuando las mismas no tienen límites por falta de ética, M3GAN jamás deja de funcionar dentro de los cánones más eficaces del entretenimiento con aspiraciones masivas. Clásica y moderna, aterradora y satírica a la vez, la película surge solo como el primer hito de lo que seguramente será una larga y exitosa franquicia.