M3gan

Crítica de Emiliano Basile - EscribiendoCine

Una película igual de fallida que la muñeca protagonista

Entre “Ex-Machina” y “Chucky” deambula esta producción que no está a la altura ni de los dilemas éticos de la primera, ni de la ironía terrorífica de la segunda.

M3GAN (2022), cuyo título son las siglas de Model 3 Generative Android, abre nuevamente el dilema de la inteligencia artificial con un robot humano creado para ser ángel guardián pero que sus fallas técnicas convierte en ángel de la muerte.

Cuando los padres de Cady (Violet McGraw) mueren en un accidente de tránsito, la niña queda bajo la tutela de su tía Gemma (Allison Williams), una científica que se encarga de diseñar innovadores robots para niños. La creación de M3GAN, una muñeca para cuidar a la niña y jugar con ella, parece la solución ideal para suplir la falta de contención familiar.

M3GAN atraviesa todos y cada uno de los lugares comunes de este tipo de relatos. La perfección cibernética para los problemas humanos y la intromisión del androide (de forma macabra) en los sentimientos de las personas. Los dilemas éticos/morales de la inteligencia artificial confluyen, como en la película de Spielberg ideada por Kubrick, con problemáticas asociadas a la crianza de un niño solitario. Pero el punto de vista aquí no es el del robot sino de la niña y su tía que no pueden controlar a la muñeca.

El niño (The Boy, 2016), Annabelle (2014) y Chucky (1987), son películas mejor realizadas e ideadas que M3GAN, para romper la inocencia del mundo infantil y convertirla en una pesadilla macabra. Films con asesinatos creativos, algo indispensable para cualquier serial killer. Acá el crimen “con la hidrolavadora” es por lo menos ridículo desde todo punto de vista.

Hay que reconocer que la muñeca está bien diseñada para generar ese límite muy fino entre humanidad y monstruosidad. Creada con efectos visuales, animatronic y actrices para darle el realismo requerido al nuevo Frankenstein.

Sin embargo, aquello que termina por dilapidar a esta producción de James Wan (El conjuro) son las patéticas actuaciones. Porque si los actores tienen menos expresividad que el robot como aquí sucede, la película termina siendo insalvable. Después de todo, y como siempre en este tipo de historias, la culpa no es de los androides sino de los seres humanos.