Reglas básicas para cualquier pre-adolescente de familia hegemónicamente normalizada: “volvé temprano a casa”, “mirá que te destapen la gaseosas”, “no hables con extraños”… bueno, Ma es una muestra de lo que pasaría si no cumplís esas (y muchas otras) reglas.
Dirigida por Tate Taylor (que en 2016 dirigió La chica del tren), es una suerte de thriller de venganza que da vueltas alrededor de lo que el bullying le puede hacer a una persona.
Estamos en el pasado. Octavia Spencer es Sue Ann, una chica retraída que está enamorada de Ben (Luke Evans), el chico popular de la prepa (?). A Ben lo rodean Mercedes (Missi Pyle), su novia y Erica (Juliette Lewis), la mejor amiga de su novia. Sue es engañada y termina haciéndole sexo oral a un compañero random en la oscuridad de un locker creyendo que es Ben, cuando sale todos y todas se ríen de ella.
Volvemos al presente: Sue Ann es veterinaria y está un poco loca. Ben es un perdedor que tiene una agencia de seguridad y su mujer falleció de cáncer, él y Mercedes vuelven a estar juntos aunque a él le importa muy poco. Erica regresó luego de un matrimonio que falló. Maggie (Diana Silvers) y Andy (Corey Fogelmanis) son los hijos de Erica y Ben respectivamente, y tendrán la poca fortuna de cruzarse en la vida con Sue Ann.
¿El motivo? Junto a su grupo de amigos menores de edad buscaban a un adulto que les compre bebida. Sue Ann parece retiscente, pero al darse cuenta quien es Andy decide emprender una venganza que la viene consumiendo hace más de 20 años. Así, Sue los invita a pasar el tiempo en el sótano de su casa para que “no les pase nada”. Pero deja una sola regla: No se puede subir a la casa. Evidentemente algo está muy mal con “Ma” (el apodo que le ponen).
La película es un thriller hecho y derecho, donde todo se va enrareciendo y las cartas se van mostrando de a poco. Como si fuese un slasher, lxs protagonistas toman decisiones estúpidas y se van encerrando en un espiral que ellxs mismxs construyeron. La venganza se va recrudeciendo, y si en este momento del metraje entendiste el espíritu vas a disfrutar a mansalva los momentos de tortura que van de 0 a 100 en minutos. Si para la mitad de la película no entraste en el código, seguramente odies el final.
Ma es una suerte de mezcla entre Misery y Carrie, sin poderes sobrehumanos pero con el mismo porcentaje de cinismo y crudeza. Además, agrega algunas gotas de humor negro que son bien aceptadas una vez entendido el verosímil que propone. Octavia Spencer se lleva todos los aplausos y las miradas, mientras que se agradece volver a ver a Juliette Lewis en pantalla. Los momentos de tortura están muy bien resueltos, y no escatima en sangre y perversión.
Acordate: nunca hables con extraños, y menos vayas a su sótano.