El cine de terror orientado al público adolescente generalmente carece de sorpresas y se instala en fórmulas ya probadas y vistas hasta el hartazgo. Ma es la nueva realización de Tate Taylor (Historias cruzadas, La chica del tren) que combina suspenso y terror psicológico, y cuenta con la casa productora Blumhouse, responsable de las exitosas Huye! y Feliz día de tu muerte, entre otras.
Erica (Juliette Lewis) y su hija Maggie (Diana Silvers, vista en Glass) se mudan a un poblado de Ohio y deben adaptarse al nuevo trabajo y escuela, respectivamente. Por su parte, Sue Ann (la afroamericana Octavia Spencer, ganadora del Oscar a la mejor actriz de reparto por Historias cruzadas, del mismo director) es la solitaria empleada de una veterinaria que se topa con Maggie y su nuevo grupo de amigos y les compra alcohol. Sin embargo, los jóvenes se sorprenden cuando ella también les ofrece el sótano de su casa para realizar fiestas (con sus propias reglas) y bajo el apodo de Ma. Y la pesadilla comienza.
El film atrapa desde el comienzo y deja la artillería pesada para los últimos veinte minutos, al exponer un planteo de personajes ingenuos que se mueven a espaldas del mundo adulto. Hay una banda musical que remite a los años ochenta (tiene que ver con el misterio de la trama) y una mención a La chica de rosa, la recordada comedia de John Hughes.
Si los fines de semana fueron creados para la diversión, esperen a ver qué ocurre con estos incautos protagonistas movilizados por el alcohol y el sexo, que aceptan la invitación de una desconocida y caen en la trampa.
No conviene adelantar demasiado de la historia , que acumula momentos de tensión y una amenaza constante, el uso de la tecnología, una seducción enfermiza y algunos toques de humor. Ben (Luke Evans), el padre de uno de los chicos, se reúne con Sue Ann (“¿Por qué mi hijo visita tu casa?”) y desata una ola de dudas, sospecha y violencia que parece irrefrenable.
Sue Ann es una caldera a punto de estallar (ya se verá por qué) y recuerda a Annie Wilkes de “Misery”. Detrás de su sonrisa y amabilidad, se esconde un ser que arrastra frustraciones del pasado. Y Octavia Spencer lo transmite en cada gesto.