Ma es una película de suspenso, protagonizada por la actriz ganadora de un Oscar Octavia Spencer como una mujer que presta el sótano de su casa a un grupo de adolescentes para que organicen fiestas en las que se permite el consumo de sustancias ilegales. La acompañan Diana Silvers, McKalley Miller, Corey Fogelmanis, Juliette Lewis y Luke Evans. Todos ellos dirigidos por el también actor Tate Taylor, quien se reserva un pequeño papel como oficial de policía.
El planteo inicial del argumento parece sacado de una comedia sobre adolescentes del estilo de las de John Hughes o American Pie, porque se cuenta desde el punto de vista de Maggie, Diana Silvers, una joven recién llegada al pueblo donde se crió su madre, Juliette Lewis, que se hace amiga de un grupo de compañeros de colegio. Pero lo que comienza como una película del genero comming of agecomienza a oscurecerse cada vez más cuando empieza a tomar protagonismo el personaje de Sue Anne. Y es así como vamos pasando gradualmente a un thriller del estilo de Atracción fatal, algo similar a lo que hizo Takeshi Miike con Audition.
Esto se logra porque el director nos va informando gradualmente mediante cortos flashbacks sobre el pasado de este personaje y su relación con los padres de los jóvenes, lo que justifica argumentalmente esta venganza meticulosamente planificada. Y a su favor está destacar el buen uso del montaje y el fuera de campo para mostrar lo justo en las escenas de violencia, dejando que el espectador las termine de construirlas en su cabeza.
Pero le juega en contra que Octavia Spencer no termina de convencer con su personaje, porque interpreta muy bien su parte amable, pero su parte psicótica no convence porque pasa de la una a la otra con una larga serie de grises, y no mediante un giro en la trama sorpresivo para los personajes o los espectadores. Esta escala de grises además le va restando fuerza a los secretos, ya que cuando se revelan se amortigua el impacto.
En conclusión, Ma es un paso en falso de la productora Blumhouse, especialista en películas de género con historias novedosas financiadas con presupuestos moderados. Porque si bien trata temas de actualidad, como las consecuencias del bulling y la discriminación en los adolescentes, falla en su puesta en escena al mostrar demasiado los hilos y restándole participación activa al espectador en el desarrollo de la trama.