Esta nueva versión de Macbeth quedará en el recuerdo como una de las adaptaciones más ambiciosas que brindó el cine desde el épico Hamlet de Kenneth Branagh.
Una de las historias más populares del dramaturgo inglés que tuvo numerosas interpretaciones dentro de ese arte.
En lo personal siempre me engacharon más las películas que toman la obra clásica de Shakespeare y la trasladan a una cultura diferente.
Mis tres grandes favoritas, que aprovecho para recomendar y funcionan como un gran complemento de este estreno, son las siguientes.
1-Trono de sangre (1957). Tremenda película de Akira Kurosawa donde la tragedia de Macbeth es desarrollada en el japón feudal de los samuráis.
2-Men of respect (1991). Una muy buena adaptación que quedó en el olvido y solía ser un clásico del cable. En este caso la historia se trabajó dentro de la subcultura de la Mafia italiana. Peliculón con Dennis Farina, Stanley Tucci, Rod Steiger y John Turturro en el rol principal.
3-Joe Macbeth (1955). Una versión muy interesante que adapta la trama de Shakespeare a través de un policial negro ambientado en la era de los gángsters de Chicago en 1930. Obviamente la esposa del protagonista es la gran femme fatale.
La nueva película de Macbeth que llega a los cines se caracteriza por trasladar con mucha fidelidad la obra tradicional de teatro.
El film del director australiano Justin Kurzel narra esta tragedia con mucho respeto a la fuente original y capturó como no se hizo en otras versiones toda la brutalidad y violencia del conflicto.
Como ocurre con la fuente literaria, el film se centra en la historia de quien fuera rey de los escoceses entre 1040 y 1057.
La tragedia de Shakespeare en realidad es una adaptación libre de la vida del Rey de Alba que llegó al poder tras matar a Duncan I de Escocia.
Un detalle interesante de esta película es que los actores, muy especialmente Fassbender y Marion Cotillard, quien encarna a una excelente Lady Macbeth, llegan a interpretar diálogos completos de la obra teatral en inglés antiguo.
Algo muy inusual que no se había dado en adaptaciones interiores y fue un riesgo que tomaron los realizadores. Mirar esta película sin subtítulos sería un experiencia muy complicada para quienes no dominan el lenguaje de Shakespeare. No sólo porque es difícil de comprender, sino que además genera que el film se haga un poco denso.
Si bien muchos diálogos fueron editados para darle una mayor fluidez narrativa a la película, hay varias escenas clásicas de este conflicto que son recreados tal cual las concibió Shakespeare.
Obviamente la película también incorpora algunas situaciones adicionales, pero jamás llegan a distorsionar el espíritu de este relato como lo hizo aquel desastre de Orson Welles de 1948 donde masacró el texto original.
Ahora bien, tal vez algunos lectores se pregunten por dónde pasa el atractivo de volver a disfrutar en el cine una historia que ya se filmó en varias ocasiones.
La nueva adaptación vale la pena por el brillante tratamiento visual que le dio el director Kurzel a esta producción.
Nunca viste a Macbeth con el despliegue visual que presenta esta versión.
Ya de por sí la puesta en escena y la gran labor de fotografía de Adam Arkapaw (True Detective) son un espectáculo aparte. Me gustó mucho como la paleta de colores que tiene la estética del film se va modificando a medida que Macbeth empieza a enloquecer y ese hombre recto que era se oscurece por completo.
Por otra parte, las secuencias de acción son bastante intensas y estuvieron impecablemente filmadas con un buen uso de la cámara lenta.
Otro detalle que hace diferente a esta adaptación de las versiones previas es que el film del director Kurzel explora con más profundidad la psicología de Macbeth y sus conflictos internos en lugar de concentrarse únicamente en su esposa, la gran villana de la historia.
No sé si es una propuesta para todos los públicos, pero el amante de Shakespeare la va a saber valorar y en mi opinión es una gran película que merece su recomendación.