Macbeth

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Otro “Macbeth”, con esteticismo y crujir de huesos

Tiene lo suyo esta nueva versión de "Macbeth". Mucho manierismo, masacres en cámara lenta, guerreros de cara pintada, grupos en composición geométrica, filtros de colores y demás chiches. Mucha sangre, también, mucha roña y crujir de huesos como pocas veces se oyó hasta ahora. Mucha niebla, desolación, paisajes imponentes de los highlands de Escocia, oscuridad creciente, como crece la negrura en el alma de sus personajes. Y un poquito de comprensión psicológica: la pareja actúa así como una forma de compensación porque ha perdido un hijo. Y ella, pobre mujer, no es que sea tan manejadora como dicen, más bien alienta al marido a cumplir sus sueños.

Esta nueva versión también tiene actuaciones excelentes, sobre todo la de Marion Cotillard, por encima de Michael Fassbender en las escenas a solas, y eso que el hombre le sabe dar carnadura y terrible locura a su personaje. Bueno, más loca estará ella.

Todos recitan sus textos con bastante naturalidad, y además la adaptación simplificó la historia y redujo diálogos y soliloquios sin afectar demasiado el espíritu de la obra (y aun así puede que algún neófito diga que es muy teatral y demasiado hablada). Entre las novedades, están las brujas: tres mujeres jóvenes y una nena de comportamiento aparentemente normal. Nada de viejas horribles, ni tampoco el otro extremo de las tres colegialas dañinas en la "versión contemporánea" del australiano Geoffrey Wright.

El autor de la que ahora vemos, Justin Kurzel, también es australiano, y ansioso de llamar la atención, pero al menos respeta bastante a Shakespeare. Y está bien acompañado por el elenco, el director de fotografía Adam Arkapaw, la diseñadora de producción Fiona Crombie, un músico que debe ser pariente suyo, Jed Kurzel, tres adaptadores que se han dado maña, etc. Con todo eso, y repasando las decenas de versiones que se han hecho de "Macbeth", diríamos que Kurzel está casi al nivel de Roman Polanski. Y ambos por debajo de Akira Kurosawa, cuyo "Trono de sangre" sigue siendo excepcional (y ningún Macbeth muere como Toshiro Mifune en esa película).

Para curiosos, cabe anotar las de Sean Connery, 1961, y su hijo Jason Connery, 1997, dos auténticos escoceses, la clásica de Orson Welles con fotografía expresionista, y una de terror de Rupert Goold, con doble o y tres enfermeras asesinas. "Lady Macbeth en Siberia" ya es otra cosa.