El rey del sablazo
Nació como un falso trailer que precedía a "Planet Terror", película de 2007 de Robert Rodriguez, y al igual que aquel filme "Machete" se presenta como un celuloide degradado, con colores sin brillo, de estética imperfección. Filme de denuncia nada sutil acerca del racismo y sobre la política de los EE.UU. respecto a la inmigración mexicana, donde no se duda en comparar a los "chicanos" con cucarachas en el spot que promociona al Senador John McLaughlin que interpreta Robert De Niro, quien en la cinta promete terminar con la invasión del sur.
Para ayudar a sus hermanos está Machete (Danny Trejo), un ex agente mexicano que debió cruzar la frontera luego de que el narco Torrez (Steven Seagal) matara a su mujer y, por esas cosas de la necesidad cinematográfica, dejara escapar a Machete, el único que no se doblegó ante su poder.
El senador propone crear un muro electrificado en la frontera entre México y EE.UU. y por ello un sujeto contrata a Machete para que mate a McLaughlin. Pero las cosas no son lo que parecen y sólo consiguen despertar a la bestia, o sea a Machete, quien inicia un festival de descuartizamientos que hará las delicias de los amantes del gore.
Los directores Maniquis y Rodríguez echan mano a todos los recursos del cine clase B que el tiempo fue haciendo clásico y el público hizo suyo con una mirada más socarrona, cómplice y condescendiente. Así podrán disfrutar de escenas inverosímiles y hasta ridículas, especialmente hacia el final, pero también de otras con destino de clásico. Las actuaciones de De Niro y Don Johnson, como un cruel sheriff W.A.S.P., brindan el contraste preciso para que con su seriedad interpretativa el contexto se torne más burlón, mientras Steven Seagal y su peluquín contribuyen a los momentos más risibles; en tanto Jessica Alba, Michelle Rodríguez y Lindsay Lohan aportan, cada una en su estilo, la cuota de erotismo que el público afecto a estas propuestas reclama.
Notables encuadres y tiros de cámara que dotan al relato de expresividad más allá de lo meramente técnico, se suman al tratamiento del filme en sí, el que le brinda textura al presentarlo rayado, granuloso y hasta con saltos propios de cortes producidos por aquellas viejos proyectores cuyas lámparas aruinaban esas copias tan inflamables.
"Machete" es el filme indicado para nostálgicos con ganas de revivir experiencias pasadas en viejos y desaparecidos cines de barrio; eso sí, de estómagos fuertes y pocas pretensiones.