BUENO, MALO Y FEO
Machete el bueno, Machete el malo y Machete el feo: 3 en 1. Cambia de color según la ocasión. Es heroicamente bueno con los buenos (los inmigrantes mexicanos rechazados), es malo con los que son malos (los políticos corruptos, los agentes anti-inmigración que cazan a quienes se atreven a cruzar la frontera) pero es siempre feo, feísimo (peleando cabeza a cabeza el título del más feo de Hollywood con Ron Perlman). Machete, interpretado por Danny Trejo, es el protagonista de la nueva y bizarra película de Robert Rodríguez, director de locuras como LA BALADA DEL PISTOLERO (DESPERADO), ERASE UNA VEZ EN MEXICO (ONCE UPON A TIME IN MEXICO), PLANET TERROR y la saga SPY KIDS, entre otras. Y como en toda su filmografía, el multi-talentoso Rodríguez (es guionista, director, productor, editor, supervisor de efectos especiales y hasta compositor de la música en casi todas sus películas), filma para demostrar cuanto ama el cine y vuelve a entregar un producto sumamente divertido, lleno de excesos visuales y narrativos, y plagado de guiños cinéfilos.
Ya desde su origen, el trailer falso visto en GRINDHOUSE, MACHETE era todo un homenaje al cine berreta. Y, como debe ser, la película respeta el espíritu de ese avance y por momentos profundiza el estilo delirante que caracteriza a Robertito. Lo interesante es que nunca deja de ser un film que homenajea al cine en complicidad con el espectador y sin creérsela nunca, incluso cuando trata temas jodidos y actuales, como la inmigración mexicana en EEUU, el rol de los latinos dentro del sistema yanqui, la xenofobia o la corrupción en la política. La película no busca bajar línea a lo bruto ni expresar discursos solemnes/moralistas: y si en algún momento lo hace, es como parte del “juego” paródico y de exageración. Aquí se cuenta una historia, y al mismo tiempo se habla de algo más.
Y esa historia que se cuenta es la historia de Machete, un heroico ex agente federal mexicano que es dado por muerto. Tiempo después, y ya en EEUU, es contratado para asesinar a un político yanqui (un supremo Robert de Niro sin temor al ridículo), cuya principal promesa de campaña es acabar con la inmigración ilegal y construir un cerco electrificado en la frontera con México. Pero Machete es traicionado y tendrá que escapar. Su única oportunidad de sobrevivir es con la ayuda de una red de inmigrantes mexicanos que funciona en la clandestinidad.
Este es el primer papel protagónico de Danny Trejo, a quien siempre vimos como actor secundario. Y Trejo demuestra que ese papel protagónico tendría que haber llegado mucho antes: Danny llena la pantalla con su presencia y esa reconocible cara hecha garompa, esa cara llena de cicatrices de la vida (aquí no hace falta maquillaje), esa cara de la que Rodríguez parece estar enamorado (en sentido artístico, claro). Y es que Rodríguez sabe que Trejo es un rudo de verdad, un tipo jodido 100 por ciento real, un bad-ass como ya casi no quedan en Hollywood. Y si no, miren esta foto:
A Trejo lo acompaña un curioso y espectacular elenco: el ya mencionado De Niro, un divertidísimo de ver Steven Seagal (resucitado del mercado del directo a DVD) como un narco mexicano (¡!), Jessica Alba como una policía encargada de investigar los asuntos de inmigración, Don Johnson (¡sí, el de la serie “Miami Vice”!) como un siniestro agente fronterizo, Lindsay Lohan como una niña rica drogadicta y malcriada que filma videos porno caseros (o sea, prácticamente hace de ella misma), Michelle Rodríguez como una vendedora de tacos que en realidad maneja la red clandestina de inmigrantes y Jeff Fahey (Lapidus en “Lost”) como un asesor político de oscuros planes. No hay que olvidarse de otros actores (que ya trabajaron con Rodríguez) que hacen papeles un poco más pequeños pero muy divertidos, como Cheech Marin como un sacerdote, Daryl Sabara (el ex Mini-espía) como un chico adoptado por mexicanos, las hermanas Avellán (las Crazy Babysitter Twins en PLANET TERROR) como enfermeras sexys, la re-aparición de Cristos (pobre, nunca puede ganar una pelea), y Tom Savini (experto en maquillaje y efectos especiales y actor en DEL CREPUSCULO AL AMANECER y PLANET TERROR, entre muchas otras) como un asesino a sueldo.
Como aspecto negativo del film puede mencionarse el hecho de que en varias ocasiones los malos explican demasiado sus planes, y aunque esto puede ser tomado como parte del homenaje cinéfilo, estas escenas estancan un poco el film, que en general tiene muy buen ritmo. También hay un llamativa ¿timidez? a la hora de mostrar escenas de sexo (sí, aunque hay algunos desnudos). Por otra parte, hay puntos en común con las películas anteriores de Rodríguez: Machete recuerda en ciertos aspectos al protagonista de la saga del Mariachi (ambos son personajes que sufrieron mucho en el pasado, convertidos en leyenda en el presente) e incluso hay escenas puntuales que se reiteran, como conversaciones en el confesionario (algo ya visto en DESPERADO, ERASE UNA VEZ EN MEXICO y hasta en SIN CITY), tiroteos en iglesias o personajes que están en una cama y son atacados. Sin embargo, estos pequeños auto-choreos se contrarrestan con la inclusión de detalles que los hacen diferentes y validan el reciclaje.
¿Más puntos a favor del film? Ok, ahí van: las escenas de acción (llenas de amputaciones, cabezas que explotan y armas re-locas), los diálogos (“Machete don´t text”… jajaja, es brillante, quiero una remera con esa frase ya mismo), la excelente banda sonora y las apariciones en bolas de Lindsay Lohan y Jessica Alba (que curiosamente no había querido mostrar las gomas en SIN CITY… vaya uno a saber cómo la habrá convencido Robertito ahora… a ver, esperen que googleo porque el tema es interesante… ah, acá está: parece que fue un desnudo “digital”, miren ... mmm, me siento estafado). Además, Rodriguez no tiene miedo de meterse con nadie, incluidos los símbolos religiosos y los estereotipos, a los que usa pero para atacarlos a machetazos. Como ya se dijo, la película critica un sistema, critica una sociedad, critica unas leyes, y todo como parte de una historia hiperviolenta y bizarra, con mucho humor. Así, como el buen cine debe hacerlo: decir algo pero para hablar de otra cosa en el fondo.