Ni John McClane, ni el Sheik Ahmed
Hace unos años, y ahora funcionaria a modo de premonición un personaje secundario, de una buena comedia yankee, “La pareja del Año” (2001) interpretado por Hank Azaria, era un español que trabajaba en una película yankee, en clara referencia a Antonio Banderas, decía, “El público esta esperando al héroe hispano….”
Robert Rodríguez lo hizo, creó un personaje latino, de habla hispana, todo un héroe, muy cercano al John McClane de Bruce Willis en “Duro de Matar” (1988). El actor elegido es el gran Danny Trejo, eterno secundario que merecía ya un protagónico, sin saber a ciencia cierta si lo iba a poder sostener.
Mirando el filme uno no sabe si el personaje fue construido para el actor o si la elección del actor vino después de haber desarrollado el guión. Tal el grado de excelencia en la actuación de este actor yankee pero de ascendencia mejicana.
Este superhéroe es presentado como un federal que tiene sus métodos poco ortodoxos para atrapar criminales, también tiene sus armas preferidas, sabe de pistolas pero le gusta el “machete”. Su nombre: Machete Cortez.
Lo que él no sabe que esta misión de rescate de una joven secuestrada es, en realidad, una gran trampa para matarlo. Lo atrapan, le disparan, lo dan por muerto, corte elipsis a seis años después, lo vemos transitando por la frontera entre Méjico y los EEUU. Ya no es un federal.
No sólo es un “inmortal” sino que es todo un “latin lover”, pero que en realidad esta en las antípodas de Rodolfo Valentino como el Sheik Ahmed en el filme “El Hijo del Sheik” (1926)
Lo que hace Robert Rodríguez, realizador, igualmente yankee, de ascendencia mejicana, es juegar un juego plagado de guiños. Construye un relato donde hasta se da tiempo para instalar un discurso político relacionado a las medidas inmigratorias. Esto podría ser el punto más flojo de la producción.
En realidad todo dependerá si el espectador acepta la propuesta estética, narrativa, de producción.
Desde lo estético se podría decir que por momentos cruza una línea muy fina entre lo exagerado y lo bien intencionado, entre el humor brutal, negro, satírico, y lo bizarro.
Narrativamente se podría decir que es lineal, hasta de fórmula.
En cuanto a su producción, se muestra como cine clase B, tantas veces homenajeado por éste realizador y su amigo Quentin Tarantino. Pero sólo tiene de clase B la intención de mostrarse como tal.
Por último un espacio privilegiado para los actores, todos dispuestos a jugar las locuras de Rodríguez, Robert De Niro haciendo de un prepotente político de extrema derecha, Don Jonson haciendo de alguacil corrupto, Steven Segal de malvado narcotraficante.
Y las jóvenes y bellas que mueren rendidas a los pies de nuestro titán, Lindsay Lohan, Michelle Rodríguez y Jessica Alba. Todos cumpliendo papeles increíblemente, creíbles.
Una divertida película, por el tratamiento, por guión y por lo exagerado.