Un espectáculo arrollador
En épocas de universos apocalípticos y persecuciones rápidas y furiosas, vuelve el padre en la materia: Mr. George Miller. Este señor, creador del género en tiempos del celuloide, demuestra ser un verdadero experto en el tema y precursor absoluto de este tipo de relatos. Mad Max: Furia en el camino (Mad Max: Fury Road, 2015) es un espectáculo arrollador en todos los sentidos.
¿Continuación de la saga? ¿Remake de la primera? ¿De la segunda? Se terminaron los rumores. Mad Max: Furia en el camino es una nueva historia con el mismo tono y estilo que George Miller creó para su universo de locos en busca de petróleo. Antes Mel Gibson, hoy Max es Tom Hardy, y cuenta con una compañera de ruta menos sentimental que él, de nombre Imperator Furiosa (Charlize Theron). Max es capturado y llevado a la ciudad dominada por el déspota Immortan Joe (Hugh Keays-Byrne), donde se convierte en “bolsa de sangre” de uno de los miembros de su sanguinaria pandilla. Cuando Furiosa se escapa con las damiselas del “jefe” e intenta cruzar el desierto, Max necesita tanto de ella como ella de él. La feroz persecución ha comenzado.
No estamos ante un film apocalíptico con esperanzas, con la figura del sobreviviente existencialista, romántico con sus nostálgicos recuerdos. Mad Max: Furia en el camino es movimiento puro, adrenalina al máximo, con instintos brutales y salvajes en todos sus personajes de quienes poco sabemos. Los sobrevivientes no tienen los dientes pintados de negro como rasgo distintivo, aquí tienen malformaciones, amputaciones, tatuajes hechos con hierros calientes y máscaras de tortura medieval para imponer la fuerza de unos sobre otros. Esta crudeza en los comportamientos se traslada a la imagen teñida de color marrón producto del hierro caliente, el crujir de los motores y la arena del hostil desierto.
Treinta años después de Mad Max 3: Más allá de la cúpula del trueno (Mad Max Beyond Thunderdome, 1985), George Miller vuelve a dirigir y producir, esta vez con un gran presupuesto y efectos digitales a su merced. El resultado es una gran película que combina el estilo demencial de sus antecesoras con un ritmo frenético propio de nuestros tiempos. Mad Max: Furia en el camino no para, si las anteriores tenían la persecución como clímax final, en la versión 2015 hay carreras en la ruta desde los primeros minutos. En cuanto espectáculo audiovisual la película es tan acrobática como violenta, en definitiva, puro rock and roll.