El circo del infierno
Desde estos humildes textos solemos abogar por un lenguaje cinematográfico depurado de palabrería berreta, de sobreexplicaciones, de humores forzados, de apuestas seguras, de infantilismos para subnormales, de acción ininteligible y abuso del CGI. Y abogamos por esta depuración por la enorme cantidad de productos mediocres que llegan, sobre todo pero no exclusivamente, desde Hollywood. Por suerte, así como llegan espantos y mediocridades, siguen llegando un puñado de películas perfectas, libres de aquellos males contemporáneos. Una de ellas es esta última obra de George Miller.