Hoy por hoy hablar de universos distópicos es casi un lugar común en el que reposan todas las sagas que intentan invadir las salas cinematográficas, pero allá hacia fines de los setenta el panorama era totalmente diferente. Y fue justamente George Miller el encargado de realizar uno de los films que para muchas generaciones sería una referencia obligada en la materia: Mad Max. Una ópera distópica de un hombre errante perdido en un universo violento y bizarro.Pocas palabras, estética ciberpunk, un intérprete carismático junto con un obsesivo cuidado de la imagen eran los elementos fundacionales de la propuesta.
Más de treinta y cinco años después aquella hermosa locura en forma de trilogía vuelve a la gran pantalla de la mano de su creador y con un elenco renovado. Tom Hardy será el encargado de personificar a Max Rockatansky ese hombre solitario de pocas palabras que se embarcará casi accidentalmente en una tremenda road movie distópica y alocada. Al igual que en la anterior entrega tendremos un villano memorable, un hombre tosco y corpulento que encarnará a un estado opresor y onmipresente: Joe.Personificado nada más y nada menos que por Hugh Keays Byrne el mismo que interpretara a Toecutter en la Mad Max original.
De las mismísmas garras de este detestable ser intentará huir Emperador Furiosa (Charlize Theron) con un cargamento tan preciado como frágil y será en el marco de esta huida donde se encontrará con nuestro lobo solitario quien se unirá a esa enloquecedora y frenética marcha. Las fuerzas adictas a Joe se movilizarán frente a este convoy para así dar comienzo a una de las mejores películas de acción de los últimos años. El nivel de producción y cuidado de cada uno de los detalles y la fidelidad del director a su propio paradigma hacen de Mad Max Road Fury una obra maestra. Un enorme storyboard donde casi no hay guión, pero si un claro destino al cual llegar y obstaculos totalmente delineados. Las locaciones cumplen con un papel preponderante en una propuesta donde el enfasis está plenamente puesto en la estética y el impacto visual.
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La dirección de arte a cargo de Shira Hockman y Jacinta Leong es uno de los elementos que hacen de Mad Max Fury Road un viaje alucinógeno como pocas veces hemos visto en la gran pantalla.Si a eso sumamos la cuidada fotografía de Jonn Seale el combo está completo y listo para detonar frente a nuestros impávidos ojos. Porque lo que genera Mad Max Fury Road es lograr meternos en este universo y hacernos parte de esa caravana desesperada, unirnos a esas ansias de libertad y esa vorágine que tan bien sabe retratar Miller
Charlize Theron representa a la perfección el cambio de paradigma que los roles femeninos han atravesado desde la primer entrega de la saga. Las mujeres no son más objetos de deseo o damas en apuros, hoy por hoy son las artífices de su destino y si para ello deben patear traseros no dudarán en hacerlo.
Mad Max es un hombre en busqueda de una vida tranquila, pero que sabe plenamente que jamás podrá conseguirla en el medio convulsionado en el que se muerve. En entrevistas Tom Hardy dijo sentir que su personaje tenía elementos del Coyote de El correcaminos mezclados con la heroicidad de Indiana Jones. Un forajido que no busca ser héroe, pero que se ve forzado a serlo.
Una intensa caravana visual, electrizante y cautivadora se presenta ante nosotros con una contundencia pocas veces vista y nos demuestra que cuando hay oficio y dedicación pueden generarse obras maestras como estas. Y que algunas veces la palabra ” tanque” es la única que puede utilizarce para definir este tipo de films: uno que te atropella,te ahoga y te permite sentir lo verdaderamente mágico que puede ser el cine cuando existe un compromiso serio con el arte de narrar historias en imágenes.
El futuro pertenece a los locos, por suerte el cine también y Mad Max Road Fury es la muestra acabada de eso.