Una de las mayores sorpresas de este año: Madagascar 3 – Los Fugitivos es una película fulgurante. Por ahora la vi una vez, en castellano y no en 3D. El 3D, intuyo, es fundamental para hacer crecer los momentos de mayor juego de colores saturados sobre fondos plenos. Y las voces originales seguramente generen aún más chistes (¿la darán en idioma original?). En Madagascar 3 hay tanta inventiva plástica, humorística y en cuanto al vértigo narrativo que se hace imposible de captar en una primera visión. Entre humor multicapa (no meramente referencias gastadas para los adultos), juegos casi abstractos con los colores y las formas, personajes que se delinean cada vez mejor (esos pingüinos son un invento seguramente perdurable) y musicalización desatada, Madagascar 3 pide (o me pide, al menos) por lo menos una segunda visión. Allá voy.